El insomnio, un malestar que afecta la vida diaria, el 45% de la población tiene dificultades para un buen descanso. Entre los trastornos más frecuentes figura el insomnio. Consultar a un especialista y evitar la automedicación son algunas de las recomendaciones.
Alrededor del 45 por ciento de la población padece algún trastorno del sueño, pero se estima que sólo un tercio de las personas que lo sufre realizan una consulta.
“Los problemas del sueño y sus implicancias en la salud siguen siendo subestimados por la población, incluso por los médicos, y están subdiagnosticados”, asegura Ana Paula Cortés, médica neuróloga de la unidad de Neurociencias de Conci Carpinella.
Aunque se reconocen alrededor de un centenar de problemas asociados al descanso nocturno, el insomnio es el trastorno más común. Se trata de una alteración de la cantidad o la calidad del sueño que interfiere en el funcionamiento diario del individuo.
Son tres los factores que determinan la calidad del sueño: la cantidad –se sugiere que un adulto debe dormir entre siete u ocho horas aunque existen variaciones intra e interindividuales–; la continuidad, es decir, que una vez iniciado no exista fragmentación; y la profundidad, relacionada con sus etapas.
“La calidad del sueño se mide en términos subjetivos. Cada persona debe percibir si el descanso fue reparador y le procura un buen rendimiento físico y mental durante el día”, señala Cortés, quien el 30 de marzo ofreció la charla Mejorar la calidad del sueño es mejorar nuestra calidad de vida, organizada por Conci Carpinella.
Causas
El insomnio puede obedecer a múltiples causas. Entre las más frecuentes (39 por ciento), figuran alteraciones psicológicas o psiquiátricas, como la ansiedad y la depresión.
Le siguen el síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño, síndrome de piernas inquietas –con movimientos periódicos de piernas–, los malos hábitos del sueño, el uso de psicoestimulantes y otras enfermedades que pueden alterar el descanso.
A la charla que dio Cortés asistieron mayormente mujeres. Para la neuróloga, no se trata de una casualidad ya que, indica, el insomnio es más frecuente en la población femenina y es una tendencia creciente y progresiva a medida que aumenta la edad. Aunque aclara que “las mujeres consultan más, por lo que la diferencia podría ser menor”.
El insomnio crónico puede traer consecuencias para la salud entre ellas –indica Cortés– enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión arterial, eventos vasculares (infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares), fatiga con disminución del grado de alerta (que puede asociarse a errores y accidentes de tránsito, laborales o domésticos), alteración del aprendizaje y de la memoria, alteración del estado de ánimo (irritabilidad, ansiedad y depresión), y disminución de la respuesta inmunológica con aumento del riesgo de infecciones.
“Aunque es muy común el uso y abuso de medicamentos para dormir sin prescripción médica, eso está lejos de solucionar el problema y, en muchos casos, lo empeora. Es importante identificar y tratar la causa del insomnio”, aclara Cortés y agrega que es importante la educación del paciente en relación con el problema que padece e informar sobre las medidas de higiene del sueño, también llamadas “reglas del buen dormir”.
“La opción del tratamiento farmacológico con hipnóticos u otros sigue siendo la más usada, pero debe ser transitoria y complementaria y siempre bajo supervisión médica, ya que algunos de ellos pueden ocasionar dependencia, alteraciones de memoria, tener interacciones con otros medicamentos y podrían estar contraindicados en ciertas personas, advierte Cortés.
“En los últimos años, se prioriza el abordaje del insomnio con un enfoque interdisciplinario, como la terapia cognitiva conductual que consiste, a través de diferentes técnicas, en identificar las creencias erróneas y pensamientos distorsionados que generan ansiedad y preocupación acerca del sueño en los pacientes, para que luego aprendan conductas que permitan mejorarlo”, afirma.
La preocupación frecuente de quienes padecen insomnio es ¿en qué medida se revierten estos problemas? “La respuesta varía según la causa que lo origina –indica la especialista–.
Frecuentemente, aplicando sólo las medidas de higiene del sueño o el tratamiento farmacológico no suele ser suficiente”. “La tasa de respuesta aumenta en la medida que el abordaje sea integral, trabajando sobre las expectativas y previniendo recaídas”, añade la neuróloga.
Padecimientos asociados
Para Cecilia Soler, psiquiatra del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial, el insomnio es un síntoma que crece exponencialmente y en forma simultánea con el malestar social de cada época.
“En momentos de crisis sociales, políticas o económicas, y en el marco de la inestabilidad, los sujetos empiezan a manifestar diferentes problemas en su cuerpo, siendo el mismo el teatro de operaciones de la mente. Esto se refleja en el rendimiento de los pacientes en su vida cotidiana, en el ámbito laboral, en cambios de humor, etcétera. Todo el aparato psíquico se ve alterado”, considera.
Destaca la importancia de la consulta temprana. “La recomendación para quienes ven alterado su sueño es consultar a un especialista y nunca automedicarse, una conducta lamentablemente muy frecuente”.
Agrega que, como el insomnio es un síntoma que aparece en muchas enfermedades psiquiátricas, en este ámbito, siempre que se presente en forma persistente, hay que verificar a qué tipo de patología corresponde.
En general, se asocia a casi todos los cuadros psicóticos, especialmente en el trastorno bipolar en su fase maniaca, en cuadros paranoicos, y de excitación psicomotriz en cuadros de descompensación psiquiátrica.
También, en neurosis desestabilizadas y en cuadros –muy frecuentes hoy– de trastornos de ansiedad generalizada y por consumo de sustancias. En estos casos, se impone el tratamiento farmacológico y el psicoterapéutico, para el que cada profesional tiene su propio abordaje”, señala Soler.
Medidas de higiene del sueño
La denominada “higiene del sueño” o “reglas del buen dormir”, son algunas prácticas de estilo de vida recomendadas por especialistas para inducir el sueño de calidad.
–Mantener horarios regulares de sueño. Acostarse y levantarse siempre a la misma hora, incluso los días no laborales.
–Mantener condiciones ambientales adecuadas para el sueño (temperatura templada, ausencia de ruidos, oscuridad, colchón y almohadas confortables)
–Evitar otras actividades en la habitación tales como ver televisión, leer, comer, hablar por teléfono, discutir, etcétera.
–Practicar rutinas de relajación previo a acostarse.
–Limitar sustancias con efecto estimulante como café, mate, té, bebidas cola, chocolate, nicotina, alcohol, etcétera. Sobre todo por la tarde y por la noche.
–Evitar cenas abundantes cerca de la hora de acostarse, tampoco es bueno irse a dormir con hambre.
–Permanecer en la cama sólo el tiempo necesario de sueño, si han pasado 30 minutos y no se logra dormir es preferible ir a otra habitación y hacer algo que no active demasiado como leer una revista hasta que vuelva el sueño.
–Evitar siestas largas durante el día, se puede dormir luego del almuerzo no más de 30 minutos.
–Realizar ejercicio físico durante el día pero evitarlo por la noche por su efecto estimulante.
Evalúan el impacto del teletrabajo. Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) provocaron un avance del teletrabajo.
EstudioConsiderado también como una buena alternativa para muchas personas, sería, sin embargo, factor de riesgo de insomnio, según un estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). “(Las TIC) facilitan la intromisión del trabajo en los espacios y tiempos reservados a la vida personal”, señala el trabajo.
Cómo saber. Para una evaluación objetiva de la calidad del sueño de una persona, uno de los estudios que puede realizarse es una polisomnografía. Esta práctica consiste en el registro de una noche completa de sueño, a través de diferentes sensores que evalúan variables fisiológicas y su modificación en los distintos trastornos. Se realiza en un entorno confortable.
Fuente: La Voz
Comentar post