Fin de año trae consigo las fiestas, que siempre son motivo de evasión masiva a la dieta. No te pierdas estos consejos para manejar la situación de la mejor forma… Las fiestas de fin de año juegan una mala pasada a quienes hacen un esfuerzo durante todos los meses anteriores para cuidarse en sus comidas y llevar una vida saludable.
Pareciera que mientras más alimentos hay en la mesa navideña o de año nuevo, más interesante es la fiesta. La contra está en que la mayoría de esas comidas no encajan en dietas de alimentación saludable.
En comunicación con Tu Día, la médica con postgrado en nutrición Florencia Dafne Raele explicó que no se trata de privarse de todo, sino de tener en cuenta ciertos tips para no comer hasta “reventar” y manejar la situación de la mejor manera. Mirá aquí sus consejos.
Durante el día del evento.
No intentes compensar cuidándote temprano por saber que a la noche vas a comer un poco más de lo habitual. Lo único que lográs con esto es llegar con más hambre y devorar todo lo que se interponga en tu camino. Las noches suelen ser largas; por lo tanto realizá una última ingesta a las 7 de la tarde para no llegar al lugar de festejo famélico. Evitá el picoteo y el alcohol desde el primer momento que llegás; repito… la noche es larga. Tomate un rato para conversar con tus familiares/amigos y refrescate con bebidas libres de azúcar y alcohol.
A la hora de comer.
Primero recorré toda la mesa visualizando tus elecciones. Dividí tu plato mentalmente a la mitad: que una mitad consista en aquellos alimentos que sabés que son un poco más calóricos (altos en grasas o hidratos) y que la otra mitad consista de alimentos de baja densidad calórica y aporten volumen (por ejemplo ensaladas). Distribuilo como más te convenga: ya sea servirte todo de una vez para no descontrolarte o servirte varias veces porciones chicas. Permitite comer dos platos moderados sin la necesidad de comer hasta explotar.
Comé despacio y disfrutá.
No sólo para evitar comer por ansiedad, sino para mejorar la digestión.
Mientras comas.
Disfrutá de una copa de vino/cerveza y guardate el resto del alcohol para el momento del brindis. No tomes solo alcohol cuando comas; intercalá con agua. El alcohol deshidrata y nada peor que “calmar la sed” con más alcohol.
Elegí un postre.
Servite una sola porción.
A medianoche.
Si decidís embarcarte en una noche larga de alcohol (voy a ser realista por más que no lo aconseje), intenta no comer mientras tomes. Las mejores elecciones son (en orden decreciente): el vino tinto (contiene antioxidantes y es un potente vasodilatador), la cerveza (aunque la contra es que siempre se abusa), el champagne, el vino blanco… y muy lejos el resto de las bebidas blancas. Si optás por tragos, intentá que sean con jugos de fruta natural (no envasados azucarados) y endulzados con stevia/sucralosa.
Cuando el alcohol baje.
Al finalizar la noche, intentá no comerte todo en un momento de poca conciencia de la situación (muy común ya que el alcohol es hipoglucemiante y deshinibidor). Tené a mano opciones saludables para no atacar cualquier cosa previo a irte a dormir.
Regalá el exceso de comida.
Lo que te haya sobrado, si sabés que no te beneficia tenerla en tu heladera, ofrecela. Siempre será bienvenida por alguien.
No te condenes si comiste un poco de más.
La frustración es tu peor enemigo. Lo hecho, hecho está; focalizate en volver a la normalidad. Nadie engorda 4 kilos en una noche; si seguís haciéndote la cabeza de lo que hiciste mal, vas a boicotear tu ánimo para seguir haciendo las cosas bien.
No te peses al día siguiente.
Cada gramo de sodio retiene 5 g de agua y cada gramo de carbohidrato retiene 4 g de agua (recordemos que el vino, la cerveza y el champagne tienen hidratos). El vino vasodilata; por lo tanto vas a verte más hinchado/a . Esos kilos de más en la balanza no son reales.
Al día siguiente.
Moderá el consumo de grasas, hidratos y sodio en las comidas si te sentís muy pesado/a. No se trata de compensar, sino de comer más liviano después de una noche en que el sistema digestivo se sobrecarga de toxinas.
Evitálo.
Si te sentís con mucha retención de líquidos, evitá los alimentos procesados, altos en sodio, las gaseosas y los hidratos de carbono en exceso que lo empeoran.
Mantente activo/a.
Entrená o salí a caminar; transpirar siempre nos hace sentir mejor. E hidratate todo el día (con agua baja en sodio).
DISFRUTEN.
Si comer una noche de más los llena de culpa, algo NO ESTÁ BIEN. Lo importante es GENERAR HÁBITOS SALUDABLES que duren de por vida. En vez de focalizarse en todo lo que hacen mal, miren atrás y vean todo lo que hicieron bien; y sigan mejorando día a día que es lo que realmente importa.
Ag. de Noticias: Dia a Dia
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