Sin respiro para atender a los chicos maltratados, el servicio del Hospital de Niños socorre cada vez a más víctimas de violencia, aunque son muchas más las que no llegan allí. La mayoría tiene de 0 a 3 años.
Los profesionales dicen que no dan abasto para enfrentar este fenómeno. Adultos que no se hacen cargo, y casos cada vez más violentos.
ESTADÍSTICAS. La Senaf atiende seis mil denuncias por año.
El maltrato infantil es una problemática que crece. Para el pediatra Oscar Lazzuri, la psicóloga Josefina Revol y Alicia Zamarbide, todos profesionales del programa, a ese número de casos “hay que cuadriplicarlo” para tener una idea del fenómeno que los ocupa en ese ámbito.
“Los números son inconmensurables. Acá llegan casos que atravesaron el primer nivel y el segundo nivel de salud”, afirma Zamarbide.
Buscar una estadística certera en Córdoba es como buscar una aguja en un pajar: los niños no denuncian, no hablan y, por lo tanto, resulta difícil tener un registro discriminado sobre la problemática.
Recién hace una semana, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) difundió que atiende unos seis mil casos de maltrato por año que provienen de la Capital y del Gran Córdoba.
Todo un desafío que en el Hospital de Niños se toman en serio: el Programa de Maltrato Infantil trabaja desde hace 12 años y tiene un registro anual que, afirman sus integrantes, “va en crecimiento”.
Según Zamarbide, ellos ven “recién la punta del iceberg ”.
Es que hay tres cuestiones que tapan el panorama completo. Por un lado, desde el programa afirman que muchas veces hay equipos que minimizan la negligencia en cuidados (un tipo de violencia muy concreta). Por otro, los padres que ya fueron al hospital por una situación de violencia luego no consultan en el mismo lugar por la misma problemática. Y al no haber un registro transversal a todo el sistema sanitario, no se conoce si se reincidió en los golpes o en el descuido del niño. Por último, los niños llegan al centro de salud cuando ya es una situación límite, y son llevados por los mismos padres agresores.
“El maltrato es un proceso, una secuencia. Antes de que aparezca la marca en la piel hay gritos, insultos, degradación psicológica, que prepara al niño o adolescente para la lesión física”, afirma Zamarbide al referirse a los estadios previos que ocurren antes de llegar al Hospital de Niños.
Violentos
La violencia infantil es una problemática que, según describen los especialistas, atraviesa todas las clases sociales. Afirman incluso que los niños de sectores vulnerables están más protegidos, a diferencia de los chicos de los sectores medios o de alto poder adquisitivo.
“De hecho, el síndrome de bebé sacudido se viene dando más en sectores medios y altos que en sectores más bajos. La violencia es transversal”, explicó Zamarbide.
En cuanto a las edades, se observó un mayor registro de casos de violencia infantil en los pequeños de 0 a 3 años. En este caso, la violencia es física, mientras que en el grupo etario que va de los 8 a los 10 años, el tipo de violencia que predomina es el abuso sexual.
El tercer tipo de violencia que se observa es la negligencia en el cuidado. La cual, según Zamarbide, es la que atraviesa a todas las otras. “La mayoría de los chicos no son vistos por los adultos que los tienen a cargo”, sostiene.
Además, en los tres tipos de maltrato siempre está presente el abuso psicológico.
En relación con los responsables de la violencia, en el hospital registran un mayor predominio de padres y madres como maltratadores. Otro perfil de agresor que también se observa es el relacionado con el nivel institucional.
“El maltrato puede venir desde las escuelas o desde los mismos organismos que intervienen en todo lo que tiene que ver con niñez. Incluso hay épocas en las que se cronifican los casos que vienen desde las instituciones u organismos”, describió Zamarbide.
Cuestión de Estado
El espacio con tres sillas y dos computadoras viejas es todo lo que tiene el Programa de Maltrato Infantil para trabajar con los casos que llegan.
Según relatan, a veces tienen que hacer las entrevistas psicológicas a los padres con el bebé llorando en la puerta, y con la puerta abierta para estar seguros de que no se vaya.
Otras veces, el niño tiene que describir lo que pasó, con su mamá del otro lado.
Otra necesidad es la falta de profesionales. El recurso humano que hay en relación con la demanda es nulo, es muy escaso, explican los profesionales.
Plantearon que escribieron cartas al director del Hospital para solicitar una inversión en el área, dado el aumento significativo de pacientes que se registra, pero hasta el momento no tuvieron respuestas.
“Si los niños legislaran, tal vez harían una ley que se llame ‘de violencia infantil’”, afirma Oscar Lazzuri, uno de los médicos integrantes del Programa de Maltrato Infantil.
Zamarbide adhiere y explica: “Si los niños pudieran se preguntarían: ‘¿Y a mí quién me defiende?’. Porque no los defiende nadie”.
Mientras tanto, a la sala siguen llegando chicos de la mano de sus padres.
Transversalidad
El maltrato infantil no distingue entre sectores sociales.
“De hecho, el síndrome de bebé sacudido se viene dando más en sectores medios y altos que en sectores más bajos. La violencia es transversal”, explica la médica Alicia Zamarbide, del Programa de Maltrato Infantil del Hospital de Niños.
Denuncias anuales
6.000 son las denuncias que llegan a la Senaf cada año proveniente de la capital cordobesa y del Gran Córdoba. Llegan por el 102, unidades judiciales, hospitales, etcétera.
60% de esas denuncias tiene que ver con negligencia, como casos de chicos que no van al colegio, que no tienen las vacunas obligatorias y otros aspectos relacionados con su desarrollo.
20% son denuncias relacionadas directamente con malos tratos (abusos, lesiones y muerte), casi siempre de la familia cercana. Y aseguran que los casos que llegan son cada vez más violentos.
10% son jóvenes que sufren diversos problemas de adicciones, abandono del hogar, etcétera. Precisamente, las denuncias por adicciones son cada vez más recurrentes y complejizan aun más un panorama ya difícil.
Fuente: La Voz
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