Es el primer colegio en esta ciudad que trabaja sobre la educación emocional. Está en Villa Posse y une los contenidos académicos con la música y las emociones.
«La felicidad es una decisión que tenemos que tomar para todos los días», se lee en un cartel con letras doradas en el patio principal del colegio Cornelio Saavedra, la primera escuela que trabaja en Córdoba con la educación emocional. Los protagonistas son los 115 alumnos que concurren a este centro educativo en la periferia, más precisamente en Villa Posse, a unos pocos kilómetros del acceso a la autopista Córdoba–Pilar.
Así, desde que su directora, Patricia Raiti, llegó a principio de este año a la institución, tras un pase desde un colegio de barrio Alberdi, comenzaron los trabajos para que la comunidad educativa toda trabajara los contenidos académicos desde las emociones. Lo racional y formal, pero también los miedos, alegrías y fortalezas. Todo sobre una base de neurociencia aplicada a la educación, primero, por lo comenzaron con los talleres para los profesores. Después, llegaron las actividades con los alumnos; y por último, el accionar con los padres, en el que se trabaja, por ejemplo, sobre la violencia de género, pero desde una mirada integral.
«Nosotros somos una escuela happy, una escuela feliz, si mis maestros están bien, los chicos están bien y cambia el humor, lo que venimos experimentando estos meses, y el aprendizaje es distinto», relata la directora.
Para esto, debieron romper con algunas estructuras, como la elección de Happy, de Pharrel Williams, que se convirtió casi en el himno para que suene en el colegio. Optaron, además, por musicalizar cada recreo con temas que los chicos eligen, y hacen que en cada materia se mechen las emociones.
A tal punto tomaron esta postura que los docentes, chicos, el personal de maestranza y los padres hicieron un video en el que bailan al ritmo de Happy en las aulas.
«Se trata del manejo de las emociones, de las alegrías que despiertan. Yo puedo decir que tengo chicos felices, que así se aprende mejor. De hecho, no tenemos problemas graves de conducta», explica la directora que, además de sus 25 años en la docencia, estudió en España Programación Neurolingüística; y capacitación coaching, en Chile.
Su llegada al colegio revolucionó la forma de una mirada estructurada de la educación que, aunque sí están las materiales académicas formales, con las reglas que tiene todo establecimiento, como horarios, aulas, bancos y una currícula para seguir, se crearon nuevas formas de mirar los contenidos. Lo que ya en otras provincias, como en Corrientes, se llegó a ley a través de la denominada educación emocional. Lo que algunos maestros vienen pidiendo, tal como estos docentes.
En cada materia en Villa Posse afloran las emociones, las que se reflejan en un mural en el ingreso; en frases en las paredes acerca de la felicidad; y en emoticones sobre lo que van sintiendo los alumnos en clases.
Basta con una recorrida por este colegio para ver que en las aulas no hay chicos aburridos. «¿Pueden venir a vernos? Estamos aprendiendo los planetas», dice Octavio (de 10 años), que se salió de su sala de cuarto grado con un huevo duro en la mano para mostrar cómo son las capas de la tierra.
«A que no saben cuántas veces han dado la vuelta al sol», nos desafía ante la mirada de Jorge, el profe, y de Noelia y Yuliana, las dos nenas que mostraron entre risas cómo están ordenados los planetas, los que están colgados desde el techo de la galería.
Como llueve mucho, decidimos ya dejar el colegio porque hay que andar varios kilómetros de tierra hasta llegar al asfalto. Parte del patio se cubre de agua y corre fuerte. Fue ahí cuando una portera le avisa a la directora que alguna cañería estaría tapada, pero nada parece alterar este submundo de niños felices.
«Puede parecer loco lo que estoy a punto de decir, el sol está aquí, puedes tomar un descanso», dice Pharrel Williams en el comienzo de Happy y nada más certero para la escuela cordobesa más feliz.
Ag. de Noticias: Dia a Dia
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