¿Qué opciones ofrece el nuevo dólar?. La devaluación llenó de incertidumbre a los actores económicos.
Las alternativas que tienen desde el ahorrista particular hasta el empresario dedicado al comercio exterior.
La devaluación de enero llenó de incertidumbre al mercado. Ahorristas, inversores y empresarios quedaron perplejos luego del salto del dólar, que entre diciembre y enero aumentó 30 por ciento. A los pocos días, el Gobierno habilitó la compra de dólares para particulares, que permite adquirir hasta dos mil dólares mensuales por persona, sin poder con esto cerrar la brecha entre la cotización oficial y el dólar “blue”. ¿Qué opciones tienen particulares y empresas ante el cambio? ¿Es el momento de frenar y protegerse, o de salir a buscar las oportunidades que ofrece esta crisis?
Los particulares: ¿dólar o tasas?
El ahorrista no tiene más opción que apostar a no perder su capital. Para eso, puede optar entre los productos en torno al dólar o aprovechar las tasas para productos en pesos; pero hay que entender que el momento es complicado, ya que las intervenciones del Gobierno modifican las reglas y cambian el mercado de un día para otro.
Por ejemplo, quien compró en 2013 en el mercado informal a 10 pesos, en menos de 12 meses ganó en dólares 20 por ciento.
“En Argentina, el dólar es un buen defensor de los ahorros. Ahora, lo mejor es cuidar el dinero, más que hacer un buen negocio”, dice el operador de bolsa Carlos Escalera.
Trabajadores en relación de dependencia, monotributistas y autónomos, con capacidad de ahorro, pueden comprar hasta dos mil dólares mensuales si tienen ingresos desde 7.200 pesos. Pero hay un tope de hasta 20 por ciento de los ingresos. Si lo compra mediante una cuenta y lo deja allí un año, lo compran a ocho pesos; de lo contrario, paga una percepción de 20 por ciento en concepto de Ganancias con lo que el viernes llegó a 9,40 pesos.
Para inversores más sofisticados, hay productos como el “dólar linked ”, bonos que permiten al ahorrista hacerse de dólares.
En particular, el Boden 2015 vale en la Bolsa 1.070 pesos y ofrece una tasa anual de 15 por ciento en dólares. La ventaja es que vence antes de la salida del actual Gobierno, que parece dispuesto a cumplir con este tipo de obligaciones.
Por su parte, Iván Petrini y Leticia Tolosa, de Petrini Valores, advierten que el aumento de las tasas de referencia y la exigencia a los bancos para que se desprendan de sus tenencias en dólares, medidas impuestas por el Banco Central, provocaron que la cotización del dólar se estabilizara y la demanda se tranquilizara hacia fin de la semana que pasó.
La tasa Badlar llegó la semana pasada a 24 por ciento, con lo que el pequeño ahorrista puede volver a mirar los plazos fijos.
Los más sofisticados, pueden optar por títulos que combinan tasa Badlar con otros puntos más de interés, lo que le permite llegar a una TIR (tasa de retorno) de 30 por ciento y evitar el deterioro de los pesos por la inflación.
Los inversores más arriesgados, advierte Tolosa, pueden aprovechar acciones de empresas como Aluar, Siderar y de algunos bancos. “No es un buen momento para entrar a la Bolsa, pero quien puede esperar el largo plazo, en este momento puede conseguir acciones a precios bajos”, resalta.
De la misma manera, Escalera resalta que un buen papel es YPF. “Se arregle o no con Repsol, con Vaca Muerta, YPF tiene un futuro muy promisorio y el Gobierno está muy decidido a que prospere”, resalta Escalera.
El inversor inmobiliario, “a la pesca”
Toda devaluación frena el mercado inmobiliario, ya que el comprador espera la baja en los precios de los inmuebles en dólares y el propietario que vende necesita “calzar” su operación con otra compra que no suele resultar sencilla, y antes de malvender, prefiere quedarse con el inmueble.
La inversión inmobiliaria, sobre todo en departamentos, ofrece un retorno de tres a cinco por ciento anual, lo que apenas permite resguardar el capital.
Sin embargo, aun en este contexto, surgen oportunidades a las cuales el inversor inmobiliario debe estar atento.
“El desarrollista debe seguir vendiendo sus nuevos productos. Algunos acomodaron hasta 10 por ciento los precios. Pero como el comprador quiere cerrar con las listas anteriores, en algunos casos hubo caída de operaciones y en otros una rápida definición para evitar el aumento”, dice Sergio Villella, titular de la inmobiliaria que lleva su nombre.
A su vez, también destaca que el sector está a la espera de que la mayor rentabilidad del campo derrame algo de dólares al negocio inmobiliario.
Para el corredor, el mercado más afectado será el del usado, aunque incluso allí se generarán buenas oportunidades.
En este contexto, relata, se hicieron ventas de propietarios que querían pesos para comprar dólares, ante la expectativa de aumento.
Por otro lado, los mayores costos por efecto de la devaluación plantean a los propietarios otra incógnita: ¿cuánto aumentar el alquiler?
Para departamentos, Villella recomienda no modificarlos demasiado, ya que las expensas y los impuestos suben por encima del 25 al 30 por ciento. “Si uno tiene un buen inquilino, que el ajuste no sea más de 20 por ciento; de lo contrario, se va al departamento del frente”.
En cuanto a casas, la situación es diferente, ya que en el mercado hay escasez de estas unidades.
“En el caso de las casas, se puede ajustar el alquiler de 25 a 30 por ciento porque aquí no inciden las expensas y la demanda es mayor que la oferta”, asegura Villella.
El productor tendrá más dólares, pero…
Si hay un sector directamente beneficiado por la devaluación es el productor agropecuario. Hasta inicios de enero, con mucho esfuerzo cerraba sus números, pero con la suba del dólar gana ahora un incremento de casi 60 por ciento en sus ingresos.
Sin embargo, una parte de los productores tiene costos en dólares y sus valores siguen más la cotización del “blue” que del oficial, por lo que deberá estar muy atento a los números. Además, no está claro que cuando se inicie la cosecha (abril) se desprenda de toda la producción.
Según Jorge Ingaramo, economista cordobés ligado al sector agropecuario, dos tercios de los costos del productor de maíz y girasol están en dólares, porque utiliza insumos importados. El Banco Central está restringiendo la entrega de dólares para importación, con lo que estos insumos aumentan al dólar del mercado informal, que se ubica en torno a los 12 pesos.
“Si uno tiene en cuenta la incidencia de una retención del 35 por ciento, el dólar que recibe el productor agropecuario es de 5,10 pesos, pero tiene que comprar insumos a un dólar de 12 pesos; a esto, se agrega que subieron las tasas y se acortaron los plazos de la economía; se va a poner complicado”, reflexiona Salvador Di Stefano, economista rosarino también ligado al sector.
El productor de trigo y soja, en cambio, no es tan dependiente de insumos importados. Sin embargo, la soja que coseche a partir de abril no será vendida en su totalidad.
Otro sector que mejorará su ingreso es el productor ganadero, que puede invertir en pasturas si el precio sigue aumentando.
“Una vez que el productor cosecha, necesita llegar hasta la otra siembra. Como no le ofrecen ninguna alternativa para financiarse en dólares y sostener su capital, el productor continúa con el actual esquema de vender lo que necesite para pagar sus gastos y el resto lo guarda hasta que tenga que volver a invertir. El productor no tiene otra caja”, explica Ingaramo.
En este sentido, resalta que el productor “debe hacer los números de su plan de siembra para la próxima campaña lo mejor que pueda, ver cómo queda parado después de la cosecha y cuando ya tenga los precios bien en claro; recién luego analizar cómo continuar y si puede hacer alguna inversión”.
Al respecto previene que la caída de la rentabilidad mantiene frenados desde hace tiempo los planes de inversión de sector.
Pequeñas y grandes industrias bajo incógnita
La devaluación castiga y beneficia a una empresa según su tamaño y los mercados a los que se dirigen. Pero los especialistas coinciden en que si bien el temor es grande, no es el momento de quedarse parados.
Walter Brizuela, asesor de Pyme y empresas familiares, previene que “ningún país mejora su competitividad con modificaciones cambiarias”.
La Pyme dedicada al mercado interno notará menos consumo, pero aun en las crisis el empresario debe concentrarse en su negocio: “Las condiciones generales no se pueden cambiar, así que este empresario debe definir bien cuál es su mercado y qué puede hacer”, indica.
Tampoco descarta pensar en inversiones, ya que cuando vuelva el ciclo de crecimiento necesitará más capacidad.
Al respecto, destaca que todavía hay líneas de crédito subsidiados por el Estado, que ofrecen financiamiento a buenas tasas. En los bancos, las altas tasas pueden poner en riesgo la rentabilidad, por lo que hay alternativas en el mercado de capitales como los cheques de pago diferido, que permiten financiarse a tasas más bajas.
Por su parte, no hay que descartar situaciones como la exigencia de la Superintendencia de Seguros de la Nación a las aseguradoras a elevar sus inversiones en proyectos productivos en el país del 10 al 14,5 por ciento del total de sus inversiones, lo que abre algunas oportunidades de financiación.
A quien beneficia la devaluación es a la industria exportadora. Sin embargo, tampoco está claro que esto sea así.
Marcelo Elizondo, titular de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), explica que con un dólar a ocho pesos se recupera competitividad. Sumado a que la recesión en el mercado interno generaría exceso de productos que tendrán que encontrar nuevos mercados, alentaría a algunas empresas a buscar alternativas en la exportación.
“Cuando un exportador busca un nuevo mercado, tiene que pensar a qué precio venderá cuando el negocio esté consolidado y eso suele llevar tiempo. Si no se frena la inflación interna, las competitividad no mejorará”, resalta.
El más perjudicado será el importador, sobre todo el pequeño y mediano. La devaluación encarece toda importación, pero termina frenando a los productos de consumo, ya que energía, bienes de capital e insumos hay que seguir importando.
Pero el Gobierno ahora exige al importador que financie la compra en el exterior, algo que pueden hacer las grandes empresas como las automotrices, pero no las Pyme, por lo que muchas tendrán problemas para hacerse de insumos.
Fuente: La Voz
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