Entre febrero y marzo la luz se encareció más de 37 por ciento. En marzo también incidieron con fuerza las cuotas de las escuelas. La llamada “inflación núcleo” fue de 2,52%, muy superior al 1,8% registrado a nivel nacional. Marzo fue el peor mes desde mayo de 2016.
Los precios cordobeses pegaron en marzo el salto más alto desde mayo del año pasado, al subir un 3,4 por ciento, un punto más arriba que los registrados por el Indec para su índice de precios al consumidor nacional (IPCN).
Otro modo de verlo: los precios aumentaron en Córdoba un 42 por ciento más que a nivel nacional en marzo. Fue el peor indicador desde mayo del año pasado, cuando los precios treparon 4,64 por ciento.
Si se mira a través de los grandes capítulos, el alza más importante fue en el rubro de servicios públicos (electricidad, gas y agua), un ítem que tiene fuerte influencia en el índice general y que además mostró una suba de 13,51 por ciento, la más elevada desde octubre, cuando llegó a 19,62 por ciento.
Pero en ese rubro no todo se comportó igual. Prácticamente todo el aumento se explica por el precio de la electricidad, que creció 21,57 por ciento.
En el desagregado que mide la Provincia, es lo que más subió entre todos los precios relevados. La electricidad que distribuyen Epec y las cooperativas no da tregua: en febrero ya había aumentado 15,42 por ciento (fue el segundo bien que más se encareció).
Suma más del 37 por ciento y responde al último incremento, que Epec desdobló. En febrero del año pasado ya había pegado un golpe: 43,76 por ciento en sólo un mes.
Los servicios telefónicos también treparon casi 21 por ciento, lo que llevó el rubro comunicaciones a su alza más alta desde marzo del año pasado. De todos modos, la incidencia en el nivel general es menor.
En cambio, un rubro que pisa fuerte es el de las cuotas escolares. Las escuelas privadas se encarecieron 11,9 por ciento, la mayor alza para un solo mes desde marzo de 2014, cuando habían trepado 13,91 por ciento. El año pasado los aumentos de cuotas se habían repartido entre febrero y marzo, por lo tanto no habían impactado tanto en marzo, en particular.
Los seguros médicos y los productos textiles también mostraron fuertes alzas.
Hasta ahora, Córdoba le va ganando al promedio del país. En el primer trimestre la inflación acumulada es de 7,3 por ciento, contra 6,3 del orden nacional.
Desde que el Indec volvió a calcular la inflación mensual (mayo), Córdoba mostró una mayor suba de precios en seis ocasiones, mientras en cinco períodos fueron mayores las alzas nacionales.
Otra mala noticia es que, por primera vez desde octubre, volvió a aumentar la inflación acumulada en los 12 meses previos. En febrero, ese indicador era de 31,3 por ciento y ahora es de 31,72 por ciento. En octubre había llegado a 40,5 por ciento y desde entonces venía aminorando, lo que señalaba una baja consistente de la inflación.
En forma coherente con el fuerte impacto de servicios regulados como la luz o la educación, las mayores alzas se dieron en los precios regulados: 6,53 por ciento.
La llamada “inflación núcleo”, la que afecta a bienes y servicios que no están regulados y tampoco están afectados por cuestiones estacionales, fue mucho menor: 2,52 por ciento. Pero no es para festejar.
Primero, porque fue mucho más elevada que la nacional (1,8 por ciento en marzo). Y segundo, porque esos precios reflejan mucho mejor que los regulados lo que sucede con las ofertas y demandas del mercado y con el impacto de las macropolíticas monetarias y fiscales vigentes en Argentina.
Desde junio del año pasado que los precios más vinculados a las fuerzas propias del mercado no aumentaban tanto. En aquel mes habían subido 2,56 por ciento.
En tanto, a nivel nacional, se reavivó el debate sobre las políticas para frenar la inflación y su impacto sobre el nivel de actividad económica, luego de que anteayer se conoció el salto de precios de 2,4 por ciento a nivel nacional y de que, de inmediato, el Banco Central elevó su tasa de interés de referencia para el mercado financiero.
La entidad presidida por Federico Sturzenegger busca tentar a los bancos para que estos tienten a los depositantes a mantener pesos congelados en el sistema financiero, de modo de desalentar el recalentamiento de precios.
Esto no le gusta a casi ningún sector empresarial, que no quiere ver debilitada la demanda. Ayer la Unión Industrial Argentina y otras cámaras empresariales expresaron sus reparos.
También se quejan los exportadores y quienes compiten con importados. Su lógica es que, al absorber pesos del mercado, el Central también desalienta la demanda de dólares por parte de ahorristas que prefieren aprovechar las altas tasas de interés en pesos.
Así, el precio del dólar es más bajo de lo que podría ser y, si bien ayuda a contener expectativas de inflación, hace menos competitivos a quienes venden productos al exterior y a quienes deben competir en el país con productos importados.
Por lo pronto, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, respaldó ayer las políticas del Banco Central y ratificó que la baja gradual del déficit público es la vía elegida para reducir la inflación.
González Fraga y las reuniones de gabinete. Según trascendió, el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, dejó de asistir a reuniones de gabinete por sus disidencias de la política monetaria del BCRA.
Opinión
Jorge Vasconcelos, Ieral de la Fundación Mediterránea. “Se sabía que el objetivo de 17% era extremadamente ambicioso, pero aun así el BCRA no tiene incentivos para cambiarlo (…)
Corriendo el arco (buscando el 17% pero para la inflación núcleo) se podría relajar la política monetaria y bajar unos escalones las tasas. Sin embargo, por un lado, los sindicatos no se dejarían engañar, ya que los salarios compiten con el índice pleno de inflación (…).
Por otro lado, relajar la política monetaria en este momento tampoco garantiza un nivel de actividad más pujante (…). Además, ¿cómo quedaría la reputación del BCRA si después de cerradas las negociaciones salariales relajara los objetivos de inflación?”.
Miguel Kiguel, consultora Econviews. “La suba de tasas no pone en riesgo la reactivación, pero sí su fuerza (…) La economía está recuperándose, los brotes verdes están en muchos sectores. Muy lento, no hay un boom, pero está pasando. En ese contexto, la inflación bajó, después de tener un período anómalo.
El Banco Central se ha fijado una meta muy ambiciosa de baja inflación, de 17 por ciento, en un contexto en el cual las tarifas suben un 40 y 60 por ciento.
El Banco Central está tratando de cumplirlo. Sube las tasas de interés y ahí es donde el mercado se desconcierta. Está muy bien tratar de cumplir con la meta, pero está encorsetando al resto de la economía”.
José Urtubey, directivo de la Unión Industrial Argentina. “La suba de las tasas de este modo no es la forma en la que se debe combatir la inflación (…) Como encaran el combate de la inflación genera dos cuestiones negativas.
Por un lado, el mercado interno sigue deprimiéndose, porque da lugar a la inversión financiera más que productiva, y por otro, seca la plaza. Es poner freno de mano a la economía.
Por otro lado, muestra claramente que no les ha ido bien por ese rumbo. No es la forma en la que se debe combatir la inflación (…). Las metas pautadas en el Presupuesto empiezan a ser de casi imposible cumplimiento. La forma de combatir la inflación debería ser fortaleciendo la oferta”.
Fuente: La Voz
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