Más de 9 mil personas concurrieron anoche a una conferencia gratuita para escuchar a la mujer de Salta
Que desde 1990 transmite la palabra de María y recibe mensajes. Seguidores, emocionados. Cargado con una mochila de oxígeno para respirar, subió el puente. Envuelta su cabeza calva por lo que le dejó el cáncer, se animó a ir para conocerla. Se ayudó con un bastón, pese a los pies hinchados porque quería estar presente. Con su hijo en los brazos recién operado, fue con un rosario entre las manos. Todos bajo el mismo halo de la fe en la Virgen María concurrieron anoche al Orfeo para escuchar a María Livia Obeid, la mujer de Salta que transmite mensajes de la Virgen María y que por primera vez disertó fuera de Tres Cerritos.
Más de 9 mil personas llenaron las gradas para participar en la charla gratuita de María Livia: «Revelaciones de la Santísima Madre». Después de un video que se difundió en pantallas gigantes, el silencio se convirtió en algo más que perceptible. Recién ahí, la mujer hizo su aparición en el escenario. Fue en ese momento cuando se dio un aplauso cerrado y largo. El público se levantó para recibirla, tal como seguidores que esperaban desde años que su palabra estuviera en Córdoba. Antes de que María Livia hablara, muchos de los peregrinos estallaron en llanto, se tomaron de sus rosarios y se aferraron a un relato cargado de profecías. Fue ahí cuando la mujer, con sus manos entrelazadas y parada detrás de una mesa, empezó la charla: inició con el primer mensaje que le dio la Virgen cuando estaba en su casa rezando, allá por 1990. Después llegaron más relatos, incluyendo el momento en la que la Madre se le apareció por primera vez, sobre «una nube gris y destellos desde sus manos».
El punto de más emoción fue cuando contó cómo vio el corazón de Jesús representado en su amor y sufrimiento, y que llegó a sentirlo. Después dijo que le llegaron las indicaciones para que «el lugar elegido por Dios» sea Tres Cerritos, donde hoy se levanta el santuario y se hacen oraciones de intercesión. «Estoy unida a Córdoba; cada vez que tenía estos mensajes y necesitaba este silencio, venía a una familia que me contenía… y rezaba en la Catedral, horas. Ahí vi unos ángeles, podía sentir ese amor», contó. También recordó un episodio en el que acompañó a una moribunda, que le confesó un sueño: «Veo un gran rosario sobre Córdoba, que se ilumina». Durante la charla no realizó la oración de intercesión, la que, dijo, es un abrazo de la Virgen a los enfermos.
«Mi hijo ahora está bien»
Gladis vive en barrio Nuestro Hogar III y nunca pudo viajar a Salta para conocer el santuario de la Virgen desde que Matías, el más chiquito, le apareció un tumor que casi lo lleva a la muerte. La mujer contó que empezó a rezar con todas sus fuerzas. Escribía todos los meses cartas para María Livia con el pedido de que el niño sanara.
Anoche, se emocionó hasta las lágrimas y, con Mati en upa, le contó a Día a Día por qué fue al Orfeo para escuchar a la mujer en compañía de sus otros tres hijos y una nieta. «Vine a agradecer. Miren cómo está mi hijo, no tiene más el tumor. Lo tenía en el pechito y le pedí tanto a la Virgen y le escribí cartas cada vez que podía. Por eso vinimos en familia, para agradecer», comentó Gladis, con un rosario en su cuello y Mati entre sus brazos. Un milagro para ella.
Viaje por la Virgen
Ileana es de Cruz Alta, en el sudeste provincial, y llegó anoche al Orfeo en un colectivo con 60 personas de distintos pueblos de su zona con un solo objetivo: agradecerle a la Virgen. Lleva varios viajes hechos a Tres Cerritos, el santuario donde todos los sábados María Livia realiza la intercesión de oración. Por ese motivo llegó la primera vez a Salta. Fue para acompañar a una amiga que tenía cáncer. Al tiempo su amiga murió, pero ella siguió con fuerza.
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