Micaela Soledad Mercado (25), de Río Tercero, tiene afectados sus riñones desde que tenía 1 año. A los 16, después de un largo tratamiento de diálisis, recibió el primer trasplante; y a los 20, el segundo… Al igual que luchó para vivir, ahora pelea por ganar a bordo de su bicicleta. Será la única cordobesa que competirá en los Juegos Mundiales de Deportistas Trasplantados que se disputará en Málaga, España, del 25 de junio al 2 de julio de este año.
Hace un par de días, la Asociación Deportistas Trasplantados de la República Argentina (Adetra) informó oficialmente que participarán 32 atletas argentinos (en distintas disciplinas), en cuya nómina sólo hay una cordobesa. Micaela es una de las tres ciclistas seleccionadas. En la competencia realizada en Mendoza, en noviembre pasado, clasificó para el mundial.
“Hay que valorar lo bueno de estar vivo”, dice sonriente, la joven que se aferró a su pasión, el ciclismo, luego de estar enferma y rodeada de médicos en toda su historia de vida.
Vive con su madre, empleada doméstica; su padrastro, mozo, y cuatro hermanos, en una vivienda modesta en barrio Monte Grande, ubicado en el ingreso oeste a la ciudad. “Mi familia es el pilar”, profundiza. Todo luce sencillo, pero impecable. En el dormitorio de Micaela está bien guardada su bicicleta, por estos días su leal compañera.
El freno del dinero
Se reconforta cuando cuenta que participó en el mundial anterior, en 2015, (donde obtuvo medalla de oro en contrareloj, con cinco kilómetros y de plata en pelotón, con 20 kilómetros), además de otras dos competencias latinoamericanas.
Por sus recursos limitados, al principio compitió “con una bicicleta pesada”. “Luego pude comprar de a poco otras más livianas, primero de aluminio, y después llegar a la de carbono, que cuesta unos 40 mil pesos”, comenta.
Otra inversión permanente es la que tiene que hacer para su entrenamiento: el preparador físico y el gimnasio. Todos sus ingresos van destinados a estar mejor preparada.
Estudió primario y secundario, cerca de su casa, y confiesa que por falta de dinero no siguió estudiando: “No pude hacer Veterinaria, y comencé a trabajar. Este año quiero hacer un profesorado, puede ser de Educación Física”.
Cuidado de por vida
Hace algo menos de una década que se aferró a la disciplina del ciclismo. “Fue después de mi segundo trasplante, porque quería bajar de peso, luego me apasioné. Y nunca imaginé, con trasplante, ser campeona del mundo”, dice, a la vez que confiesa que con anterioridad no le gustaba practicar deportes y hasta debió rendir todos los años del secundario la materia Educación Física.
La joven se esfuerza, pero sabe que tiene ciertas limitaciones: “Tengo que cuidarme, no me puedo agarrar una neumonía, no debo salir cuando hace mucho calor ni frío; comí toda mi vida sin sal, tengo una vida sana”.
Recorre a diario unos 90 kilómetros en bicicleta, más un par de horas diarias en el gimnasio: “Superás una carrera de ‘bici’ y seguís con otra, la de tu vida”.
Tras pedir por la necesidad de donar órganos y explicar que en su brazo aún le quedan los rastros de largos tratamientos de diálisis, reflexiona: “Nunca hay que bajar los brazos, por más duro que sea lo que te toca, siempre se puede”.
Donación de órganos
Para concientizar. La historia de Micaela es un mensaje para instar a donar.
Micaela recorre a diario unos 90 kilómetros en bicicleta, más un par de horas diarias en el gimnasio: “Superás una carrera de bici y seguís con otra, la de tu vida”.
Tras pedir por la necesidad de donar órganos y explicar que en su brazo aún le quedan los rastros de largos tratamientos de diálisis, reflexiona: “Nunca hay que bajar los brazos, por más duro que sea lo que te toca, siempre se puede”.
Ag. de Noticias: La Voz
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