Facundo y Valentina Macarrón aseguran que tienen sospechas sobre quién la mató. Mientras, el fiscal apunta la causa contra el viudo y se apoya en la prueba genética.
Lo que para todos es un caso policial y judicial más, para ellos es su vida: el homicidio de su mamá, Nora Dalmasso (51), y la imputación de su papá, Marcelo Macarrón.
Facundo y Valentina tenían 19 y 16 años cuando su madre fue hallada muerta, desnuda y estrangulada en su casa de Villa Golf, en Río Cuarto, la tarde del 26 de noviembre de 2006.
Hoy se cumplen 10 años de impunidad en la causa de la que habló todo el país. ¿Qué tienen para decir los hijos de la víctima?
Los hermanos Macarrón accedieron a un reportaje con La Voz vía e-mail. No hubo oportunidad de repreguntas, pero respondieron largamente a la mayoría de los interrogantes planteados por escrito.
Tras conversar entre los hermanos sobre el contenido de las respuestas, Facundo hizo el escrito y Valentina dejó sentada su “adhesión total”.
“Este hecho cambió nuestras vidas y lo sigue haciendo cada día en el que la Justicia no sólo no nos da una respuesta sobre quien mató a mamá, sino que nos persigue despiadadamente”, comienzan.
–¿Saben quién fue el asesino?
–Creemos tener la íntima convicción de quién fue el asesino. Varias veces lo manifestamos ante los sucesivos fiscales, de manera directa y hasta ofreciendo pruebas en concreto. Sin embargo, nunca se hizo lo más mínimo para investigar a esa persona. No fuimos sólo nosotros; también lo dijeron nuestros tíos, nuestra abuela y amigos de mamá. Lo más llamativo es que cada vez que manifestamos nuestra sospecha, la Justicia penal riocuartense se cerró sobre nosotros, imputándome (en mi caso, Facundo), después imputando a papá y dejando entrever una inminente elevación a juicio… Advertencia que difícilmente podemos dejar de seguir.
–¿Por qué no se descubre?
–Porque quienes hasta ahora estuvieron a cargo de la investigación nunca quisieron que se descubra al asesino. Sea para cubrir a quien nosotros sospechamos, como hacen suponer la persecución y la negativa a la que somos sometidos día a día, o sea para cubrir los propios errores desde el principio de la investigación, quieren que la responsabilidad recaiga sobre la familia. Somos todos de Río Cuarto y bien sabemos que este no es el primer caso en el cual la Justicia penal riocuartense toma cobardemente a la familia como chivo expiatorio de lo que no saben ni pretenden saber hacer: investigar. Veamos, por caso, el duro trance que tuvo que pasar Rosa Sabena por la muerte de su hijo Nicolás, y la lucha contra el mismo aparato judicial, que no sólo no nos ayuda sino que nos acorrala, persigue y amenaza con quitarnos nuestra libertad… Llamémoslo por lo que es: hoy en día la instrucción penal riocuartense está tomada por monos con navaja, y a cualquiera le puede tocar. Sin embargo, hasta que no toca es muy fácil opinar con liviandad.
–¿Ponen las manos en el fuego por su padre?
–Respecto de la imputación de papá, aún no caemos de la sorpresa y el absurdo con lo cual todo fue manejado. Pasamos del dolor de haber tenido que aguantar la persecución por más de cinco años, a la esperanza de un nuevo fiscal que, en menos de tres semanas, se le cruza por la cabeza jugar al ridículo y emperrarse desde entonces con papá. No hay duda de que es la opción más fácil que tiene, a pesar de que estaba a 1.600 kilómetros de distancia, en otro país y con 18 personas al lado… (El fiscal) pretende que haya sobrevolado dos países, haya cargado combustible en un traje espacial durante el vuelo y haya vuelto y descansado plácidamente, para al otro día jugar un torneo de golf. Lo más triste es que, por más ridículo que sea, la repetición de lo ridículo hace que la gente empiece a convencerse, y con los recursos que tiene el Estado ese convencimiento no es tarea imposible, como sí lo es para cualquiera de nosotros defendernos públicamente. En eso, le pedimos a la sociedad riocuartense y a toda la sociedad argentina ser más críticos, no dejar que estas personas nos manipulen gratuitamente, porque lo hacen por un beneficio personal: sacarse una causa de encima, de la manera más fácil posible y sin importar quién esta detrás de las decisiones que toman.
–¿Qué le reclaman a la Justicia?
–Una autorreflexión con base en esta impericia judicial. Diez años investigando una causa sin dar respuesta y persiguiendo de manera impune a los familiares a quienes les tiene que dar respuestas. Como ciudadanos y víctimas de un hecho trágico, merecemos que nos dejen de perseguir para tapar sus propios errores o para ocultar a quien estén ocultando. Y, sobre todo, nos merecemos saber la verdad. La verdad no es ir contra papá; eso pretenden como por arte de magia hacerle creer a la gente. Es responsabilidad de la Justicia y del Gobierno de la Provincia la impunidad que sufrimos. Teniendo la oportunidad, los recursos y la obligación, les pedimos que de una vez por todas dejen de mirar sus intereses egoístas, banales y cortoplacistas, y piensen en una Justicia que investigue seriamente y que no arrastre a la familia de la víctima porque es “lo que más tienen a mano”. O porque están sospechando de algo difícil de investigar por la ignorancia y los errores que ellos mismos cometen, nos callen con su poder persecutorio. Quizá no sea demasiado tarde; nosotros no perdemos la esperanza de conocer la verdad.
–¿Qué lección deja el caso Dalmasso?
–Ojalá lo transcurrido en estos 10 años deje una lección a la Justicia, pero fundamentalmente a la sociedad, en quien confiamos más. Sentimos, sin embargo, que todo es lo mismo, o peor… Que los fiscales riocuartenses siguen sin preocuparse por investigar con profesionalismo y seriedad; que no existe un protocolo de investigación para la escena del crimen que impida que más de 24 personas irrumpan en ella; que no existe el más mínimo marco de protección y contención a los familiares de las víctimas, y que sea más fácil atacarlos que escuchar sus reclamos. Esperemos que cambie, pero mientras tanto, siendo todo igual o peor, deseamos que nunca nadie tenga que vivir esto, que la Justicia penal de esta ciudad nunca les tenga que brindar respuestas… Es lo peor que podría pasarles.
¿Qué hacen hoy? Una década después
Valentina Macarrón estudió Gastronomía y se recibió de Licenciada en Nutrición, especializada en celiaquía y diabetes. Tiene un negocio de comidas en Río Cuarto.
Facundo Macarrón se recibió de abogado en Córdoba, hizo un posgrado en Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés, Buenos Aires, y después fue becado en La Sorbona, París, Francia. Por concurso ingresó a trabajar en el Servicio Exterior de la Nación, del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Ag. de Noticias: La Voz
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