Mauricio Macri: un último acto para ahuyentar fantasmas. A las 20.20, tal como estaba previsto, Mauricio i entró al estadio Orfeo, de esta ciudad, micrófono en mano y dispuesto a convencer a los indecisos y a mostrarse tan cerca de sus aliados como lejos del kirchnerismo, horas antes de las elecciones presidenciales en las que espera llegar a la segunda vuelta electoral.
«No estoy dispuesto a hablar y no hacer, y menos por cadenas nacionales. Tampoco a buscar enemigos sin sentido. No estoy dispuesto a mentir con el Indec, la inflación, la pobreza. Gobernar es decir la verdad», dijo Macri desde el escenario circular y ante más de 5000 personas, entre ellas, sus aliados Ernesto Sanz y Elisa Carrió, además de sus candidatos de todo el país.
Sin aludir a Daniel Scioli, a quien cerca suyo aseguran que vencerán en la eventual segunda vuelta pero a quien Macri ni nombró, el candidato presidencial de Cambiemos también intentó ahuyentar los fantasmas sembrados por el oficialismo en los últimos meses de campaña.
«No estoy dispuesto a sacarle la ayuda social a nadie (…) no a cambiar lo que sí se hizo bien. No estoy dispuesto a dejarte solo a vos, a vos, a vos, ni a ningún argentino», dijo Macri, con relación a un temor que aparece en los estudios que maneja su mesa chica: que con su gestión se terminen o se limiten los planes de ayuda implementados y ampliados por el kirchnerismo.
«Se siente, se siente, Mauricio presidente», fue el cantito más repetido, y el más novedoso «sí, se puede» pareció una remake del «Yes we can«, del presidente norteamericano Barack Obama. Además de la crítica al kirchnerismo, Macri insistió en su apelación a los votantes de las otras opciones opositoras. «A quienes eligieron a otros candidatos el 9 [de agosto] les pedimos que confíen, que el cambio es ahora», gritó Macri.
Carrió, una de los diez oradores que tuvo el acto, se plantó con menos eufemismos un rato antes en el escenario. Advirtió: «Los que eligen el voto Poncio Pilatos se quedarán con sus ideas, pero perderán la patria», como definió a los votantes de Sergio Massa, Margarita Stolbizer y otros referentes de la oposición.
A pesar de no hablar más de cinco minutos (también como se había acordado), Carrió se acordó también de un viejo enemigo: Aníbal Fernández.
«María Eugenia Vidal va a derrotar al jefe del narcotráfico en la Argentina», dijo la diputada nacional, al dar su firme respaldo a la candidata a gobernadora bonaerense, vestida de rojo furioso, igual que ella y Gabriela Michetti.
«Cambiaron el color amarillo por el de la sangre, el de la pasión de querer cambiar la Argentina», las piropeó Sanz, antes de pronosticar el «certificado de defunción del populismo autoritario y corrupto que nos ha hecho retroceder en la Argentina».
Cada uno de los oradores compartió el optimismo de la mesa de campaña de Pro y del propio candidato, para quien Cambiemos estará «sí o sí» en la segunda vuelta. Vidal, con un discurso casi calcado del de anteayer en Lanús, dijo que «es imparable el voto por el cambio» y llamó a hacer «posible lo imposible» con tono intimista.
Los radicales cordobeses Ramón Mestre y Mario Negri habían inaugurado el acto, a las 19.30. El intendente de Córdoba manifestó su apoyo a Macri, con quien tuvo más de un cruce en los inicios de la campaña, y le cedió la palabra a Negri, para quien «el 11 de diciembre se termina la corrupción en la Argentina, y el que las hace las paga».
Luego de otro radical, el intendente neuquino Horacio «Pechi» Quiroga, subieron al escenario el candidato a gobernador por Entre Ríos, Alfredo de Angeli, y el ex vicepresidente Julio Cobos. Con tono pausado, el diputado mendocino prometió que con Macri «vuelve el federalismo y se termina el desorden que no deja progresar a la Argentina».
Los «ex Coordinadora» Jesús Rodríguez y Marcelo Stubrin asentían debajo del escenario, junto al secretario de campaña Marcos Peña y el ministro de Gobierno Emilio Monzó, armadores de la campaña de Cambiemos. Enojado porque no lo dejan «cantar ni bailar» Macri desobedeció al final, cuando la música de Gilda lo motivó a un par de pasos, igual que en las noches de festejo de Macri en territorio porteño y a modo de esperanza ante la elección del domingo.
Lo positivo y lo negativo
Junto a los aliados
Elisa Carrió y Ernesto Sanz acompañaron ayer a Macri. También hubo dirigentes de la UCR
Poca concurrencia
El macrismo no logró llenar el estadio Orfeo, como prometía. Ocurrió algo similar anteayer, en Lanús
Fuente: La Nación
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