Es la mujer de barrio Yapeyú que acusó a los narcotraficantes de su sector y durante años sufrió todo tipo de apremios. Al final, debió irse, tras malvender su casa, alquiló muy lejos de su lugar. Sin ayuda oficial, terminó arrepentida de haber denunciado.
Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena”, dice Joaquín Sabina en una de sus canciones. Quienes combaten el crimen en la provincia de Córdoba, particularmente la venta organizada de drogas, parecen desmentir estos anhelos del músico y poeta, a juzgar por el calvario que soportó Mónica Torres, la denunciante que sufrió padecimientos y que murió este fin de semana.
Ella fue valiente y denunció a quienes vendían droga en su barrio Yapeyú, a pocos metros de su quiosco. Lejos de recibir protección, fue dejada a la suerte de los delincuentes que la sometieron a todo tipo de acoso, al punto que tuvo que irse de su casa y exiliarse muy lejos de allí.
Sus últimos días, alejados de su querido barrio son un misterio y anoche se ignoraban las razones de su deceso…
¡Siempre valiente!
A comienzos de 2007, Mónica salió de su casa para socorrer a una vecina que sufría un arrebato, por lo que fue citada como testigo. Allí comenzaron sus padecimientos, según ella misma declaró en numerosas oportunidades a este diario.
En octubre de 2010 denunció en la Comisaría 6ª que intentaron robarle en su casa y que los responsables eran clientes de los dealers vecinos… Un año después, luego de denunciar que le balearon la casa, le rompieron una puerta, le arrojaron pintura y hasta mataron a uno de sus perros, una guardia permanente se apostó frente a su hogar de barrio Yapeyú.
En junio de 2012 Mónica fue agredida en la calle por un grupo de vecinos que había denunciado en la Justicia provincial. Entonces, además de la consigna frente a su casa, le pusieron un custodio policial que la siguió a todos lados. Los delincuentes, siguieron en lo suyo.
Meses después, anticipó que estaba a punto de “malvender” su propiedad a un vecino vinculado con el tráfico de drogas. Sin embargo, el supuesto comprador fue víctima de un “narcosecuestro” y rehusó realizar la transacción.
En febrero de 2013, presa de una crisis nerviosa, la mujer debió ser internada y le recomendaron no volver más a Ampliación Yapeyú. Pero como no tenía dónde vivir, tuvo que regresar a ese calvario.. “Estoy cansada, me da vergüenza tener que ir a todos lados con un policía, si yo no hice nada malo, ¿por qué entonces la que va con un policía soy yo?”, se preguntaba.
Adiós a su patria chica
En agosto de 2013 Mónica logró vender su casa. Al otro día se mudó a una nueva vivienda que alquilaba… “Ganaron los que venden drogas”, le dijo en aquella oportunidad a este diario. Amenazada permanentemente por los narcos, se vio obligada a abandonar el lugar que había elegido para pasar su vida.
Encima de todo, tuvo que malvender su casa y alquilar en Bialet Massé. Aclaró que no recibió ayuda oficial, a pesar de jugar su pellejo para denunciar a los narcotraficantes… Mientras desde la fiscalía que investigaba su caso jamás les dieron respuesta a las amenazas que denunciaba, desde el Gobierno no le ofrecieron una solución habitacional.
Manifestó su contrariedad porque el entonces ministro de la cartera social, Daniel Paserini, quería darle un departamento en un barrio tan riesgoso como el que abandonaba, Marqués Anexo.
Penoso final …
Ya retirada de su terruño, desde septiembre de 2013, vivió sin custodia, pero sin casa y con escasos medios para subsistir… Sólo tuvo para rescatar a los miembros de Protección de los Testigos, de la Policía, que la llamaban de manera constante. A ellos, decía la mujer, era a los únicos de la Provincia a los que les podía agradecer.
En este caso, el mensaje es desalentador, frente a la impunidad de los delincuentes y a la violencia institucional a la que se expuso quien decidió denunciar a los que comercian con las drogas y la vida de la gente…
Fuente: La Voz
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