Con la revelación de una joven, se descubrió el crimen. La chica culpó también a su novio, quien la habría amenazado. Ella adujo que se defendió de un ataque sexual; el fiscal sospecha un robo… La joven llegó a la Jefatura de Policía de Córdoba…
Necesitaba que alguien la atendiera, la escuchara, de forma urgente, sin más demoras. Su padre y una hermana la acompañaban. La chica había estado momentos antes en la oficina judicial de Violencia Familiar y había recibido una instrucción no del todo expeditiva: “No es competencia nuestra. Tenés que hablar con gente de Homicidios”.
Así fue que se dirigió, el pasado sábado a la mañana, a la central policial, en la Capital, y logró ser atendida por un par de investigadores. Se la veía nerviosa, pálida, alterada.
Bastó que los detectives la escucharan, para que ella se soltara. “No puedo dormir desde hace tiempo. Vengo a confesar que maté a una persona, a un hombre, semanas atrás. Fue en su casa. Estaba mi novio. Yo le pegué dos puñaladas en la panza al hombre, mi novio terminó de ahorcarlo”, se explayó la jovencita, ante las miradas atónitas de los policías.
Tanto el padre de la chica como su hermana, sólo asentían en silencio.
“¿Dónde pasó esto?”, preguntó por fin un comisario.
“Fue en Río Tercero, en una casa, ya le dije, cerca de un tanque de agua grande… Fue poco antes de la Navidad. El hombre me manoseó, se quiso propasar… Yo me defendí…”, alcanzó a decir la chica, antes de empezar a llorar.
Corría la mañana del sábado pasado y los pesquisas de Córdoba decidieron llamar a sus pares de la ciudad de Río Tercero. La confesión parecía real…
Un horror encerrado
Una patrulla policial fue a la zona aludida, en las afueras de Río Tercero. Como los efectivos, no tenían la dirección exacta, consultaron a unos vecinos, quienes refirieron que desde hacía algunas semanas se percibía un olor nauseabundo desde la vivienda de un hombre. “Es como si hubiera un perro muerto…”, dijo una vecina.
Las piezas encajaban.
Al poco rato, la casa de calle Caseros, en el barrio Belgrano, quedó llena de policías, bomberos y funcionarios judiciales.
La puerta fue tirada abajo y el gesto inmediato de muchos fue llevarse las manos a la nariz. Tras unos minutos, un bombero y un policía se decidieron a entrar, para luego salir pálidos. Sobre la cama de una habitación estaba el cadáver del dueño de casa.
Carlos Gritti tenía 55 años y vivía solo. Algunos vecinos dirían luego que se dedicaba a la venta de autos. Otros, que se ganaba la vida como remisero. Frente a su casa quedó su viejo Rastrojero, tapado con cartones. En otro rincón de la vivienda había mucha chatarra.
En todo este tiempo, nadie había reclamado por Gritti. Nadie había denunciado su desaparición. Posiblemente, si la chica no hubiera acudido a la Policía, nada se sabría aún.
El mismo sábado, un comisario de Río Tercero le devolvió la llamada telefónica a su par de Córdoba. “Dice el fiscal que detengas a la chica. Tenemos el cuerpo. Falta saber cómo lo mataron”, dijo el efectivo. “¿Y el novio?”, preguntó el oficial, desde Córdoba. “Buscalo y agarralo”, fue la respuesta.
Amenazas por WhatsApp
En la Jefatura de Policía, la joven de 17 años quedó detenida y se la llevó a un centro de alojamiento especial.
Mientras eso ocurría, su celular no paraba de recibir mensajes de WhatsApp.
Caía la tarde y una comisión de Homicidios partió a toda velocidad hacia Villa del Rosario (80 kilómetros al sudeste de la Capital) para atrapar al sospechoso. No había sido fácil obtener su dirección.
Mientras los policías viajaban, en Jefatura, la hermana de la detenida se acercó a un oficial y le mostró el celular. “Mire cómo el tipo tiene amenazada a mi hermana”, dijo la mujer.
El uniformado acercó la oreja al teléfono y recordó al narco colombiano Pablo Escobar al oír la grabación. “Mirá, pedazo de c…, más vale que no confieses. Si lo hacés, te mato a tu papá, a tu mamá, a tu hermana…”.
El policía retuvo el celular, que hoy figura como prueba extra en la causa.
Darío Jorge Deheza (28), el novio de la chica, no se resistió cuando los policías de civil llegaron. Entre sus antecedentes figuran varios robos…
Fuente: La Voz
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