La Justicia recibe 18 denuncias por día. Y el municipio tiene en seguimiento 150 casos. Serán casas para albergar a las víctimas.
Rio Cuarto. En la mayor ciudad del interior de Córdoba, la Justicia recibe 18 denuncias por violencia familiar cada día hábil. En lo que va del año suman 1.467, y se estima que se superará la cifra de 3.600 causas abiertas el año anterior. Más de la mitad serían por violencia de género.
Marcela Ortiz, secretaria del Juzgado de Niñez, Adolescencia y Familia, indicó que en 113 casos extremos se entregaron botones antipánico, en una ciudad de 170 mil habitantes.
En forma paralela a las actuaciones judiciales y de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) de la Provincia, la Municipalidad de Río Cuarto también trabaja en la problemática y avanza en la construcción de un refugio para mujeres víctimas de violencia.
El municipio tiene hoy, “bajo programa y con seguimiento exhaustivo”, unos 150 casos de violencia de género. Todos los días recibe entre dos y tres denuncias nuevas.
Yanina Moreno Zamanillo, a cargo de la subsecretaría municipal que atiende esta problemática, planteó por qué era “urgente” contar con un albergue. “Casi siempre pasa a la madrugada. Nos avisan a la guardia que hay una mamá con hijitos deambulando. Son mujeres que por ahí pudieron escapar de la violencia, pero quedaron a la deriva. Muchas no quieren hacer la denuncia, entonces no se puede pedir la medida cautelar a un juez, y no tienen adonde ir”, explicó.
Señaló el objetivo del refugio: “Será Fortalecer a las víctimas, reinsertarlas en el circuito social, conseguirles empleo, que la familia extensa o vecinos las ayuden en el cuidado de niños, tareas que lleva entre dos y tres meses. Ese sería el tiempo que las mujeres se podrían quedar en el albergue”.
El municipio realizó una inversión superior a 1,5 millones de pesos para generar cuatro unidades habitacionales que serán ofrecidas temporalmente a las mujeres. La dirección no se dará a conocer para evitar que sean ubicadas por sus victimarios.
Con el agresor
Para José Varela Geuna, juez local de Niñez, Juventud, Violencia Familiar y Penal Juvenil, con la nueva ley de violencia familiar y las cautelares dictadas “se previene infinidad de hechos”. Pero al no contar Río Cuarto con una fiscalía con competencia exclusiva en Violencia Familiar y Juvenil, no se favorecen el seguimiento y la actuación en los casos de incumplimiento de la restricción de contacto, lo que en sí constituye otro delito.
El magistrado admitió que “el otro resorte que habría que fortalecer es el tratamiento y la asistencia de los que están inmersos en la situación, tanto víctima como victimario. Hay muchísimos casos con un cuadro totalmente enfermo, en los que las mismas victimas no sostienen las medidas”.
También opinó: “Si bien se brinda asistencia, se carece de recursos fundamentalmente respecto al agresor, la persona que es violenta. Eso contribuiría a disminuir que ocurran nuevos casos”.
En ese sentido, Moreno Zamanillo confió que en el último año el municipio, además de ofrecer contención y apoyo a las mujeres, comenzó a “trabajar con los agresores” y los resultados “han sido satisfactorios”.
“Es una nueva línea de trabajo. Repensamos el circuito porque a veces la mujer está tan enferma como el hombre, totalmente debilitada. Comenzamos a citar al victimario, y a escucharlo. Por lo general, son historias oscuras de infancia, todo cruzado con el consumo problemático de sustancias, como niños que se manejan por impulsos”, analizó.
Moreno Zamanillo confió: “Es complicado trabajar sólo con la víctima porque se da un círculo patológico. Muchas veces, uno viene fortaleciendo a las mujeres y de pronto nos dicen que se arreglaron con el victimario. No se puede ir contra su voluntad. Es altamente frustrante para los equipos”.
Reveló que desde que se decidió citar a los agresores “disminuyó mucho el nivel de violencia”. Explicó que los especialistas del municipio realizan un seguimiento, caso por caso.
A los hombres que no asisten cuando son convocados, los van a entrevistar en su domicilio o en su lugar de trabajo. “Hemos recibido muy buena respuesta de la red social. Los vecinos, los empleadores, primero se sorprenden porque muchas veces los victimarios son seductores, nadie imagina sus antecedentes de violencia. Luego, todos colaboran. Anónimamente nos avisan a la guardia si lo ven cerca de la casa de la víctima, aportan datos. Se han evitado situaciones que uno no sabe adónde podrían haber llegado”, destacó Moreno Zamanillo.
Fuente: La Voz
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