Café de por medio, De la Sota y Macri acordaron bajarle el tono a la pelea de Cambiemos y UNA. El encuentro fue a solas, con el objetivo de poner fin a las acusaciones cruzadas con Massa; sin embargo, sigue la tensión entre las segundas líneas partidarias
Durante años compartieron posturas contrarias al gobierno nacional y alguna vez hasta esbozaron algún tipo de confluencia. Distanciados por el fragor de la campaña presidencial, que los encuentra en distintos bandos, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, y su par cordobés, José Manuel de la Sota, encontraron, sin embargo, un espacio para verse e intentar bajar los decibeles de la disputa.
Fuentes del gobierno porteño confirmaron que la charla entre ambos se dio, a solas, en algún lugar de la ciudad de Buenos Aires, pero no en la jefatura de gobierno. El propio Macri les comentó la novedad a sus dirigentes más cercanos luego del encuentro.
No trascendieron oficialmente los temas tratados. Pero cerca del jefe de Pro reconocieron que el encuentro tuvo como objetivo «bajar el tono» de la pelea entre Macri y Sergio Massa, quienes en los últimos días se dispararon acusaciones cruzadas de alto voltaje.
«Evitar las agresiones en la campaña» fue, según un referente de Pro, el objetivo en común. Se definió así después de que el macrismo denunció un «pacto» entre Massa y el candidato kirchnerista Daniel Scioli, y que el propio Massa acusó a Macri de «chorearse veinte palos», en referencia al escándalo que terminó con la renuncia de Fernando Niembro a la candidatura a diputado nacional bonaerense por el frente Cambiemos.
La lectura fue compartida desde el delasotismo. Indicaron que el café entre el cordobés y el porteño buscó «bajar los decibeles de la pelea» entre macristas y massistas. «De la Sota cree que hay un problema con las segundas líneas, tanto de Pro como del Frente Renovador, que se montan en la disputa electoral y exacerban todo», indicaron cerca del mandatario.
«De la Sota preferiría un debate institucional», agregaron, para aclarar que, lejos de ser amigos, el cordobés y el porteño tienen «un pensamiento político distinto, pero una relación cordial» desde hace años. «Macri fue el primero que llamó a De la Sota cuando Juan Schiaretti ganó la elección cordobesa», ejemplificó la fuente.
Ayer, mientras recorría la localidad cordobesa de Laboulaye, Macri destacó «el buen diálogo» y las «enormes coincidencias» con De la Sota y prometió trabajar «codo a codo» con Schiaretti. «Hay que concentrarse después del 25 de octubre para que en una segunda vuelta podamos elegir una alternativa distinta, sin pelearnos», dijo.
Sin embargo, las segundas líneas del macrismo y el massismo ayer continuaron alimentando la disputa. En declaraciones a Télam, desde Pro explicitaron que la reunión con Macri «fue pedida por el gobernador». Y no se detuvieron allí. «Se tomaron un café a la tarde, muy cordial, y De la Sota le dijo a Macri que en Córdoba Pro le saca 22 puntos de ventaja a Massa», agregaron, para sumar un poco más de pimienta.
En el massismo recordaron la situación de un modo muy distinto. «Primero mandaron a un «chihuahua» a pedir la reunión. Ni les contestamos. El domingo, cuando Massa y De la Sota estaban en Junín, fue Macri el que llamó para pedirle el café», describió un testigo de esa recorrida.
La fuente se divirtió al escuchar que Macri destacó ayer las «coincidencias» con el cordobés. Sucede que anoche, en Mendoza, donde Massa y De la Sota volvieron a mostrarse junto al economista Roberto Lavagna para presentar las metas de gobierno de UNA, el gobernador marcó más diferencias que parecidos con el líder de Pro.
«En el macrismo están desesperados, perdieron votos y el rumbo de la campaña y siguen sin poder decir cuál fue el ministro que le pagó los contratos millonarios a Niembro. Cuando nos atacaron y vieron que les salimos a responder con todo, pidieron la reunión para bajar el tono», señalaron desde Tigre.
La polémica se inició el domingo, cuando la diputada de Pro Patricia Bullrich denunció un pacto entre el kirchnerismo y Massa para «perjudicar» a Cambiemos, tesis que abonó el secretario general de gobierno porteño, Marcos Peña.
Del otro lado, los massistas hicieron fila para recordar que el verdadero problema de Cambiemos no eran las críticas, sino el «robo» -«choreo», dijo el propio Massa- de los contratos con Niembro.
Por lo bajo, ofrecían un argumento más sutil para descartar la idea de un pacto con el Gobierno: pocos o muchos, los votos peronistas que hoy seduce Massa son los que evitan que el kirchnerismo gane en primera vuelta.
Fuente: La Nación
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