De las regiones turísticas de Córdoba, es la que menos camas sumó desde 2000. Un cambio de perfil no buscado. Las razones y los desafíos para revertir el cuadro, en debate… A mediados del siglo pasado, el corredor de Sierras Chicas –que vincula desde La Calera hasta Ascochinga pasando por Villa Allende, Unquillo, Río Ceballos y Salsipuedes– era una de las principales zonas de oferta turística de la provincia.
Desde fines de los ’60 aquel esplendor fue perdiendo peso, situación que se agudizó en las dos últimas décadas. En la actualidad, de las 10 zonas turísticas en las que se divide la Provincia, ocupa el último lugar en cuanto a crecimiento de plazas.
Según la Agencia Córdoba Turismo, entre 2000 y 2015 el incremento general de camas turísticas fue del 93 por ciento en toda la provincia. Sin embargo, en Sierras Chicas la evolución apenas rozó el 15 por ciento.
En esos 15 años, Traslasierra creció un 190 por ciento; Calamuchita un 176 y Mar Chiquita un 160. Luego, el noroeste registró un crecimiento de plazas en ese período del 123 por ciento, Sierras del Sur del 99 y Punilla del 74. Al final se escalonan Capital, con 53 por ciento más que hace 15 años; la región Norte con un 49; el valle de Paravachasca con un 46, y lejos, en el último peldaño, Sierras Chicas, con apenas el 15 por ciento.
Para ser más precisos, toda esta zona pasó de ofrecer 4.385 camas en el año 2000 a las 5.041 contadas en 2015. Hace 15 años, representaban el 5,6 por ciento del total provincial; hoy sólo el 3,3.
Aunque no cuente con esas cifras, no hay habitante de la región que no observe que ya no figura, como antes, en el mapa de zonas turísticas predilectas de Córdoba.
Razones
La conformación del anillo del Gran Córdoba, que ha convertido a estas localidades en ciudades dormitorio de la Capital, aparece como una primera explicación. Sin embargo, no suena como la única. Distintos actores sociales reconocen que esta realidad obedece a una serie de consecuencias y errores que se iniciaron a mediados del siglo pasado.
En los últimos 50 años sólo se construyeron dos nuevos hoteles, uno en Río Ceballos y otro en Salsipuedes, y la gran mayoría de los que funcionaron históricamente fueron primero adquiridos por sindicatos, que luego los dejaron de operar, y el resto se reconvirtieron en geriátricos o colonias de gremios, con pocos días de alta ocupación.
Guillermo Cuervo, titular del hotel San Pedro de Río Ceballos desde hace más de 40 años, razona: “El gran problema de la oferta turística en Sierras Chicas fue la falta de profesionalización. El sector público no hizo ningún tipo de planificación en las últimas décadas y el sector privado no reinvirtió. Estamos a pocos minutos del aeropuerto internacional y de la segunda ciudad del país. Con eso se abren oportunidades, pero no contamos con un plan integral para atraer a visitantes por esos motivos, y por otros”.
Desde la Asociación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos de Sierras Chicas se intenta avanzar en distintas estrategias para recuperar el movimiento perdido, pero también remarcan la falta de acompañamiento de políticas para alentar la recuperación.
“Desde el Estado hubo falta de conciencia respecto a la importancia del desarrollo del turismo como actividad productiva social principal en esta zona, que se expresó en ausencia de ayuda presupuestaria y planificación. Eso derivó en una clara desconexión entre los sectores público y privado. Se advierten inconvenientes como falta de competitividad en relación a otros valles por falta de servicios básicos como gas natural, el deterioro de la infraestructura vial, la escasez de cajeros automáticos y la informalidad en el sector privado ante establecimientos no autorizados que funcionan a la par de los legales y sin control del Estado”, expresaron ante una consulta de este diario.
Esa entidad empresarial viene promoviendo actividades como competencias deportivas, eventos gastronómicos y religiosos, entre otros, para sumar movimiento.
Enrique Pepino es un empresario con inversiones en distintos lugares del país y del exterior. Pero además es vecino de Río Ceballos desde hace más de 50 años. “Esta situación no es motivo de una sola causa. En los ’70, Río Ceballos, que era el motor de la región, inició un período de decadencia que tuvo que ver con la falta de reinversión en hoteles, errores de la dirigencia pública y privada, y no comprender que el avance tecnológico era imprescindible para acompañar el crecimiento, que otras zonas resolvieron rápidamente. Faltó profesionalización”, opinó Pepino.
En la actualidad, ese empresario remodela un antiguo hotel, construido hacia 1930, para transformarlo en ocho locales comerciales y en una segunda etapa sumarle un complejo de departamentos. Antes, archivó la idea de reflotarlo como hotel, a causa de la falta de argumentos que justifiquen esa decisión.
Ag. de Noticias: La Voz
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