Prevén menos crecimiento y más ajuste para 2012
Ante empresarios cordobeses, el economista consideró que el Gobierno debe emprender «pasos más específicos» en los distintos sectores productivos. Estimó un crecimiento menor en 2012, de entre 3% y 6%.
El inicio de un segundo mandato de Cristina Fernández y los debates acerca de la conformación de su nuevo gabinete abrieron la discusión con respecto a qué políticas implementará la nueva administración. En ese marco, existe aún una enorme expectativa en el mundo empresarial, no sólo por ciertos gestos de mayor cercanía que ofreció la mandataria durante las últimas semanas sino también por los interrogantes que se abren para sostener el crecimiento productivo en un contexto de recrudecimiento de la crisis internacional.
El economista Matías Kulfas, uno de los directores del Banco de la Nación Argentina, caracterizó el segundo gobierno de Cristina Fernández como el inicio de una etapa de «salto al desarrollo» para el país y estimó que el próximo año Argentina crecerá menos pero aún a niveles importantes, de entre 3% y 6%. En su paso por Córdoba, consideró además que «no hay posibilidades de desacoplarse» de la crisis internacional, «pero sí de tener mayores grados de autonomía que en el pasado».
Pese a su juventud, Kulfas tiene una importante trayectoria académica, aunque en los últimos años cobró notoriedad por su papel en el directorio del Banco Nación y por presidir la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA). Invitado por la agrupación «Ministro José Bel Gelbard», disertó ayer en Córdoba ante medio centenar de empresarios.
– ¿Qué implica esa noción de «sintonía fina» que planteó la Presidenta en el plano del sector financiero?
– El concepto de «sintonía fina» hace referencia a empezar a mirar algunos temas de manera más particular, pues la que se inicia ahora es una etapa nueva. Si uno mira las etapas del proceso político que se inició en 2003, el gobierno de Néstor Kirchner fue el de la salida del infierno, el de ver cómo hacíamos para sacar el país de la peor crisis de su historia, recuperar el crecimiento y sobre todo dar oportunidades de empleo e inclusión social a un montón de gente que había quedado fuera del mapa. La segunda etapa fue el primer gobierno de Cristina Fernández, que fue de cambios estructurales: se recuperaron los fondos previsionales, se implementó la asignación por hijo, la movilidad jubilatoria, la ley de medios, temas que volvieron a poner a Argentina en un sendero de crecimiento a largo plazo.
Y esta tercera etapa que se acaba de iniciar con la reelección de la Presidenta es la etapa que yo caracterizo como del salto al desarrollo. Y eso es lo que creo que representa la «sintonía fina»: cómo ir dando pasos cada vez más específicos en la producción, cómo lograr un sector automotor con mayor integración, cómo incorporar más tecnología a diversos sectores de la economía, cómo hacer maquinaria agrícola de mayor capacidad exportadora, cómo agregarle valor a la industria del software en algunos nichos.
Con respecto al sistema financiero en particular creo que los objetivos están marcados: necesitamos que esté mucho más orientado al desarrollo. Tenemos un sistema financiero que por un lado es pequeño, pero que además los recursos que tiene no siempre los vuelca todo lo que podría a la producción. El Banco Nación en ese sentido tiene un comportamiento diferencial. En la crisis de 2008 y 2009, cuando se cayó el mundo, cumplió un papel contracíclico, siguió prestando para que las empresas no perdieran el capital de trabajo necesario para seguir funcionando. En 2008 lanzamos la línea de Financiamiento Productivo para pymes y ya llevamos colocados 12.500 millones de pesos, en de cerca de 70 mil pymes. Eso es lo que hay que profundizar. Creo también que el Fondo del Bicentenario que se lanzó con mucho éxito marca un poco el camino: hay que ver qué empresas están importando más de lo que exportan, qué podrían producir en el país y volcar el financiamiento ahí para que puedan sustituir importaciones. Argentina tiene 38% de importaciones industriales de las cuales hay producción nacional, por lo cual podría producirse en el país parte de esos bienes, pero eso requiere financiamiento.
– ¿Qué se puede esperar en 2012 en términos de crecimiento, inflación y puja salarial, en el marco de una crisis internacional cada vez más profunda?
– Efectivamente, la cuestión del escenario internacional no es trivial; hay una Europa en crisis y con serias dificultades y Estados Unidos está con tasas de crecimiento muy bajas. Se avizora entonces un 2012 en el cual, en principio, los países desarrollados podrían entrar en recesión o tener un bajo crecimiento. ¿Eso plantea un escenario malo para Argentina? No necesariamente. Lo que se observa a nivel mundial en los últimos años es que el mundo está dividido en dos: los países industrializados en los cuales hay serias dificultades, crecen poco o tienen recesión en algunos contextos; y los países menos desarrollados que crecen mucho. En 2011 el país con más crecimiento fue China y el segundo Argentina. En América Latina y en Asia se ven tasas de crecimiento muy por encima de los países industrializados. Y esto marca un sendero hacia adelante, pues quiere decir que si el mundo desarrollado el año que viene no crece nada, es probable que Argentina crezca menos que este año pero aún crezca bastante. No hay posibilidades de desacoplarse, pero sí de tener mayores grados de autonomía que en el pasado. Hoy podemos afrontar el escenario internacional con una capacidad y una fortaleza importantes. Creo que un crecimiento de tres o cuatro por ciento puede ser un piso, en un escenario donde el mundo se retraiga pero no se derrumbe. La proyección puede ser de cinco o seis por ciento .
Con respecto al tema salarial la Presidenta ha planteado un escenario. Estamos hablando de una concertación de salarios y precios, de un espacio con los empresarios y con los sindicatos para discutir y concertar, pero claramente con expectativas que permitan en buena medida avanzar hacia un sendero que sea sostenible, como dice la Presidenta, donde todos aporten un poco en beneficio de la mayoría.
– En el sector automotor aún hay muchos problemas para incrementar la integración nacional. Algunas medidas oficiales parecen más orientadas a cuidar los dólares que a sustituir importaciones. ¿Cómo se puede avanzar en ese plano?
– Argentina tuvo hace 40 años una industria automotriz nacional, que por ahí estaba alejada del estándar internacional pero que tenía una integración fenomenal. En los noventa esa industria cambió por completo: pasó a ser una industria más parecida al estándar internacional pero con integración nacional del 30% o menos. Ésta es la historia que se está tratando de revertir y para eso hace falta multiplicar la inversión autopartista. Por eso hay que tener instrumentos financieros para acercar a las empresas. También cuidar los dólares, pero al mismo tiempo hacerlo en el corto y en el largo plazo, promoviendo más inversiones y sustituyendo importaciones en el país.
Si uno mira la agenda económica actual, hay un plan de desarrollo industrial, otro plan de desarrollo agropecuario y uno de ciencia y tecnología. Ya no se trata de atender los problemas de la emergencia económica sino de ver cómo hacemos para dar el salto productivo que permita a Argentina avanzar hacia el pleno empleo y tener una estructura productiva mucho más diversificada.
Crítica a los que pronosticaron «viento de cola»
«Algunos sectores deberían tener un poquito más de autocrítica»
Matías Kulfas dejó definiciones también sobre varias cuestiones del debate económico y político actual. En primer término, defendió las incorporaciones de economistas jóvenes y heterodoxos a la primera plana del Ejecutivo nacional. «No los critican ni por jóvenes ni por economistas sino porque el proceso que se inició en 2003 fue cuestionado siempre. Primero le dijeron «veranito», luego le auguraron «amesetamiento», luego que una crisis energética iba a frenarlo. Año a año se decía que se acababa o que iba a durar poco, y la verdad es que Argentina ya lleva ocho años de crecimiento de manera ininterrumpida. Las criticas siempre se pueden plantear en un sociedad democrática, pero algunos sectores deberían también tener un poquito más de humildad y autocrítica», señaló. Ante los planteos empresariales por el trato poco diferencial que las entidades financieras tienen entre las pequeñas y las grandes empresas, Kulfas instó a las pymes a incrementar su nivel de formalidad: «El costo de la informalidad es muy alto para las empresas», consideró- y se expresó a favor de un cambio en la Ley de Entidades Financieras y la Carta Orgánica del Banco Central.
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