La violencia en las escuelas es noticia de todas las semanas. Las agresiones, el maltrato, el abuso entre alumnos se hace constante en el ámbito educativo.
Continuamente se conocen nuevos casos de violencia escolar, así también de directivos que no toman las decisiones adecuadas para frenar los problemas en sus escuelas, de padres que no encuentran la forma de mantener seguros a sus hijos y de los mismos alumnos que temen las reacciones agresivas de algunos compañeros que demuestran conductas violentas.
Es alarmante ver como los alumnos ingresan armados a las aulas de clases, esta que debería ser un espacio de aprendizaje, de libertada de expresión y donde habrían de formarse tanto en conocimientos como en valores, se convierte en uno de los escenarios más conflictivos sobre todo porque los protagonistas son niños y adolescentes.
La semana pasada se conoció de un caso en el que un alumno de 16 años realizó cuatro disparos con un arma calibre 22 en el aula de clases. La madre comento que el adolescente sufría de ataques de pánico por los cual se encontraba en tratamiento psicológico. Por otra parte un compañero expreso que el alumno era víctima de violencia escolar porque era “gordito” y usaba anteojos, «lo bardeaban y se reían de él», dijo.
Esta forma de hostigamiento que produce disfrute por parte del agresor y sufrimiento de la victima se da por el fracaso de los adultos en impartir reglas y respeto entre los pares, por lo cual los chicos que sufren agresiones temen o demoran en pedir ayuda.
En la semana se dio otro episodio de violencia, un chico de 16 años en Santiago del Estero que también ingreso al colegio con un calibre 22, mientras jugaba con el compañero disparo accidentalmente hiriendo a un tercero que recibió el balazo en el pómulo. Un arma jamás podría considerarse como objeto de juego, sin embargo estos jóvenes lo hicieron.
Y Hoy nuevamente otro caso fue noticia, un niño de 9 años que asistía comúnmente a una escuela de Almagro con un cúter y una navaja lastimó a dos compañeros, y amenazo a otros. Según comentó una madre «el martes, en el comedor, a Abel le agarró un ataque de locura y tiró una mesa. Además, con un cuchillo, hirió en el brazo a un alumno y en la pierna a otro». Así también manifestó, «la directora nos dijo que no lo van a sacar del colegio».
Esta lamentable realidad genera la indignación de los padres que hacen hincapié en las falencias de los directivos para tomar decisiones frente a los hechos de violencia y lamentan el hecho de que sus hijos tienen miedo de asistir a clases.
Fuente: Melina Zalazar
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