Un desmadre. Un caos. El resúmen de una tensa jornada que ingresaba a una madrugada en el que un literal estado de anarquía inundaba las calles de la Capital y otras localidades del interior
Al tiempo que el gobernador De la Sota arribaba a esta provincia tras su frustrado viaje a Colombia donde iba a participar de un congreso de mandatarios.
La versión de una muerte en medio de los incidentes, varios heridos de arma de fuego en el Hospital de Urgencias, la declaración de asueto administrativo y la posibilidad de un miércoles con la ciudad paralizada, era el resultado de un día que comenzó a la madrugada cuando un grupo de policías resolvió autoconvocarse por reclamos salariales.
En el medio, el caos incluía numerosos saqueos a supermercados y negocios de indumentaria, robo a automovilistas y peatones, y un devenir de casos propios de la falta de presencia policial en las calles. Incluso el saqueo a un depósito de Cáritas, que permitía la alimentación a 900 chicos.
“Estamos utilizando todos los elementos a nuestro alcance”, declaró la ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, al romper el silencio mediático tras 18 horas de iniciado el conflicto, al que adelantó no podía solucionar en la faz económica como pretendían los uniformados.
La crisis, que ya se había anticipado en los últimos días a partir del reclamo de las esposas y allegados a policías primero reclamando frente a Jefatura y luego tomando otras medidas, se habría iniciado en la madrugada de ayer -alrededor de las 3 de la mañana- cuando un grupo de uniformados se autoconvocaron en la sede del CAP 5, en barrio Cerveceros, el mismo dónde se desató una situación similar en el año 2005, donde el pedido era igual.
A los primeros 150 hombres, comenzaron a sumarse distintos referentes de otros distritos policiales capitalinos y con el paso de las horas, miembros de Unidades Especiales y Departamentales del interior provincial. Anoche ya sumaban más de 3 mil policías, cifra que trepaba a los 5 mil con la presencia de familiares y allegados.
El paso de las horas
El principal reclamo de los trabajadores de la Policía era el actual magro salario, cuyo básico para un agente recién egresado ronda entre los 2.500 y 3 mil pesos, siendo el sueldo de bolsillo, alrededor de 4.500 pesos. Es por ello, que entre los 14 puntos del petitorio (ver aparte) presentado, los autoacuartelados reclamaron un salario digno, primero de 10 mil pesos, pero que luego se convirtió en 13 mil.
Pasado el mediodía una reunión entre 6 esposas de policías, un miembro retirado de la fuerza y el propio jefe, comisario general César Almada. También participó el representante legal de los policías, el doctor Miguel Ortiz Pellegrini.
Tras el encuentro, que tuvo lugar en la subcomisaría del Parque Las Tejas de la ciudad y se extendió a lo largo de dos horas, las esperanzas de una solución al intrincado panorama parecía vislumbrarse al final del túnel.
El propio Almada dijo a la prensa que en un 90 por ciento de los puntos estaba acordado, pero el punto salarial dependía del gobierno de la Provincia, por lo que las expectativas se trasladaban a una reunión del jefe policial con la ministra de Seguridad y el jefe de Gabinete, Alejandra Monteoliva y Oscar González.
Sin embargo, una reunión informal de González con el abogado Ortiz Pellegrini, en el que la Provincia prometía alrededor de mil pesos en un ítem no remunerativo, tiró las esperanzas de cualquier arreglo por el piso. Aún más, cuando la ministra Monteoliva rompió el silencio por Cadena 3, y manifestó que la discusión salarial excedía sus facultades.
La respuesta en el CAP 5 de Cerveceros fue contundente. «Esto es para largo, hay que aguantar», indicaba un vocero en la protesta.
Incluso cuando el propio jefe de la Policía se trasladó al lugar del conflicto y pidió que volvieron a las calles. «Hasta que no nos den el dinero que pedimos no nos vamos», recalcó otro orador en la concentración.
La noche sería larga por lo que las provisiones, entre choripanes, sandwiches y gaseosas, permitían a la familia policial encarar una madrugada, en la que a pocas cuadras se escuchaban disparos de balas de goma de compañeros de la fuerza que trataban de evitar la arremetida de saqueadores a distintos comercios de la periferia sur.
El caos se acentuaba sobre la Ruta 9 sur, la avenida Fuerza Aérea, la avenida Colón, entre otros puntos.
Palabra con dudas
El silencio del Gobierno de la Provincia fue llamativo a lo largo del día, aún más con los incidentes comenzaron a multiplicarse en las calles de la ciudad, y el 101 no daba solución a los miles de llamadas que se replicaron, principalmente en horas de la tarde.
Poco después de las 9 de la noche, la ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, que había participado desde la madrugada en distintas reuniones en busca de soluciones, rompió el silencio en un reportaje radial brindado a Cadena 3.
La funcionaria provincial que destacó la importancia del diálogo y el sentimiento de angustia que le embargaba, sostuvo en reiteradas oportunidades que «la pelota está en la otra cancha», en referencia a la propuesta realizada desde el gobierno delasotista que finalmente fue rechazada.
Monteoliva consideró que anoche la situación no era desesperante a pesar que, por esas horas, los saqueos se multiplicaban en distintos barrios cordobeses.
Por su parte, ya pasada la medianoche, el ministro Oscar González indicó que el 50 por ciento de la fuerza estaba afectada por el conflicto. Agregó que se había reclamado la presencia de Gendarmería, pero no había respuestas.
En tanto, al cierre de esta edición, las versiones de personas armadas que se adueñaban de calles de la ciudad, los robos a grandes superficies como el Makro de avenida Colón, el intercambio de disparos entre policías y vecinos armados contra los saqueadores, hacían una noche complicada para conciliar el sueño, incluso De la Sota, de instalarse a nivel nacional.
Fuente: La Mañana
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