Inundó el corazón de los fieles La Virgen a traves de la fe en Alta Gracia
Confiemos en que algún día alguien explicará el extraordinario fenómeno que se está viviendo en el santuario de la Virgen de Lourdes, en Alta Gracia. Mientras tanto, lo que hoy tenemos es que, en plena refacción de la capilla, retiraron la estatuilla de la Virgen del altar y, en la pared, quedó expuesta una imagen muy parecida a la de la aparición de Lourdes (que ocurrió en Lourdes, Francia, el 11 de febrero de 1858).
A las 19.30 del sábado, cuando Día a Día se retiró del santuario, nada hacía presagiar que, sólo un par de horas más tarde, serían cientos, y luego miles, las personas que se llegaron hasta La Gruta para ver el fenómeno.
Seguramente ni las propias autoridades del santuario, de la orden de los Carmelitas, se imaginaron lo que luego ocurrió. Ayer se llamaron a silencio, a la espera de instrucciones, pero el sábado, el padre Arcadio, director de La Gruta, dijo que podía tratarse de la acción de la luz sobre la pared y se mostró descreído de este tipo de señales. «Lean el evangelio, ahí está todo», dijo, con absoluta sinceridad.
Cerca de las 12 de la noche del sábado, la tremenda cantidad de gente obligó a la Policía y a las autoridades municipales a diseñar un plan para conducir a la multitud. A las 2 de la mañana de ayer, la cola para llegar a la iglesia tenía no menos de 300 metros.
¿Cómo hicieron para enterarse? El boca en boca lo hizo posible. La gente llegaba en auto, en taxi, en moto, caminando. Todos querían ver la Virgen y, signo de nuestro tiempo, tomarle una foto.
Ayer, domingo apacible de inicios de primavera, le llegó el turno a los «foráneos», ya que a los altagracienses se sumó muchísima gente de Córdoba y de ciudades vecinas. Al atardecer, el tierral que levantaba la multitud se veía desde lejos. El predio estaba abarrotado de autos y casi no se podía circular, por lo que los vehículos comenzaban a apilarse en tres o cuatro cuadras a la redonda, puertas afuera del santuario.
Adentro, la gente hacía la cola con paciente resignación. La espera era bien pagada a las dos horas, cuando había un ratito para pararse un par de metros adentro de la iglesia (no se puede pasar a la nave porque está en restauración), apreciar la nítida imagen allá, a unos 20 metros, en la pared del altar, tomar una foto y salir.
Anoche, a las 21, la Policía decidió cerrar el santuario hasta hoy.
¿Qué se ve y qué se siente? Se supone que todos tendríamos que ver más o menos lo mismo, pero en cuestiones de fe la cosa no es tan lineal. Se podría decir que se aprecia una imagen de la virgen, como se puede ver en las miles de fotos que desde el sábado circulan.
Tranquilamente, podría tratarse de algún tipo de efecto de la luz sobre la pared luego de tantos años de permanencia de la estatuilla de la virgen. Pero no, mucha gente no se contenta con eso.
Hay quienes le ven a la imagen algún tipo de relieve (lo que daría por tierra con la teoría de la «mancha»), mientras que otros aprecian que la imagen se encuentra no en la pared, sino «un poco más acá», lo que ya daría lugar a otro tipo de conjeturas.
Pero más allá de lo que se ve, lo más importante es lo que se siente. Para los miles que circularon ayer por La Gruta, «esto es una señal», o bien «un milagro», sin ningún tipo de dudas. Y así lo manifiestan a quien quiera oírlo.
No será sencillo que «la ciencia» los convenza de lo contrario. O en todo caso… ¿importa eso?
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