Casi 900 millones de personas en el mundo no tienen todavía acceso al agua potable y alrededor de 2.600 millones de ciudadanos, no disponen de sistemas adecuados de saneamiento de aguas residuales, informó ayer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estas dos organizaciones reiteraron la alerta en cuanto a la falta de higiene y las enfermedades que acarrea la ausencia de agua.
En los países en desarrollo, el 50% de la población no tiene acceso a un abastecimiento de agua en condiciones adecuada.
Por la mala calidad del suministro mueren cada año 1,5 millones de niños menores de 5 años, aseguró el organismo dependiente de la ONU, al destacar que la contaminación del agua y las deficientes condiciones de higiene afectan también al aprendizaje de los niños.
Este problema no es exclusivo de las regiones pobres, ya que en Europa habitan 120 millones de personas que tampoco tienen acceso al agua potable.
El problema se agrava, año tras año, en las áreas urbanas, cada vez más pobladas, debido al impacto que está teniendo el rápido crecimiento de las ciudades, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático en el abastecimiento potable.
«En poco menos de una generación, el 60% de la población mundial vivirá en ciudades. Buena parte de ese incremento tendrá lugar en los barrios marginales del mundo desarrollado», advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al analizar esta el tema.
AGUAS CONTAMINADAS
La contaminación microbiana ha sido reconocida como la principal preocupación en Europa en materia hídrica. También la contaminación química, puede tener un fuerte impacto sobre la salud, advirtieron las autoridades sanitarias, al destacar que las enfermedades emergentes de algunos microorganismos y algunos productos químicos plantean desafíos a corto plazo.
A medio y largo plazo lo que preocupa son los fenómenos meteorológicos extremos como «las precipitaciones y la sequía que pueden dañar o dejar inservibles los servicios de aguas residuales, lo que repercute en la contaminación del agua potable, con graves efectos sobre la salud», explicó Zsuzsanna Jakab, directora general de la OMS en Europa.
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