Funcionaria como reserva de bacterias buenas, necesarias para reemplazar a aquellas normalmente presentes en el intestino sin son afectadas por alguna enfermedad.
Según la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology, los pacientes que sufrieron la extracción de este órgano presentan un aumento en el riesgo de una nueva infección causada por un patógeno conocido como Clostridium difficile, común en los hospitales.
Este estudio, del Winthrop-University Hospital de Nueva York, analizó los datos de 254 pacientes afectados por esta bacteria y verificaron que quienes no tenían el apéndice presentaban cuatro veces más riesgos de adquirirla. Precisamente, en las personas que lo conservaban, la probabilidad era del 11%, mientras que en los que no, esta cifra ascendía al 48%.
«Esta bacteria aparece cuando la fauna bacteriana está comprometida, por ejemplo después de un ciclo de antibióticos», explicó James Grendell, autor de la investigación. «Si la infección vuelve, es probable que la reserva no haya sido restablecida correctamente, tal vez precisamente porque no está presente el apéndice», agregó.
Los primeros en formular la teoría de que este órgano era una reserva de bacterias fueron investigadores de la Duke University en un artículo publicado en el Journal of Theoretical Biology. Según ese estudio, el hecho de que este órgano haya quedado intacto por millones de años, y a través de varias especies animales, implica que tiene necesariamente alguna función.
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