El estudio se realiza en nuestro país y permite conocer si existe predisposición genética a padecer ciertas enfermedades cardiovasculares.
Este sencillo análisis, que se realiza a partir de una muestra de saliva que se obtiene al expectorar el paciente dentro de un frasco, permite conocer si una persona tiene mayores probabilidades que otra de padecer enfermedad arterial coronaria, infarto de miocardio, fibrilación auricular y enfermedad arterial periférica.
«La prueba no está dirigida a cualquiera, sino que se le realiza a aquellas personas jóvenes que tienen familiares, también jóvenes, con antecedentes de enfermedad coronaria. En el caso de los hombres consideramos como barrera los 45 años, y en el caso de la mujer los 35. La idea es saber que existe un determinado riesgo para poder actuar en consecuencia. Esto permite instrumentar ciertas medidas de prevención», explicó el doctor Ricardo Rey, jefe del servicio de Prevención y Epidemiología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
El procedimiento en sí es sencillo. Una vez obtenida la muestra de saliva, ésta es analizada mediante el uso de plataformas genómicas capaces de estudiar simultáneamente variaciones de secuencia de hasta 300 genes distintos.
Luego, los resultados se vuelcan en una base de datos donde mediante algoritmos matemáticos, se obtienen los riesgos individuales de cada paciente de acuerdo a su información genética.
El estudio genético de riesgo también permite conocer las características genéticas de un paciente en cuanto a su capacidad de respuesta a las drogas o los riesgos de reacciones adversas a las mismas, posibilitando al médico mejorar la dosificación, monitorear más de cerca a aquellos pacientes con riesgo de toxicidad o modificar el tratamiento para lograr los mejores resultados.
Fuente: PRO-SALUD News
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