El presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría advirtió de que en el país tres de cada 10 chicos menores de 5 años tienen sobrepeso.
La alta prevalencia de chicos con sobrepeso y obesidad, a la que no duda en calificar como epidemia, es hoy la mayor preocupación para la Sociedad Argentina de Pediatría, que el tandilense Jorge Cabana preside desde hace poco más de un año. Pero también advierte sobre la reemergencia de viejas enfermedades, como la tuberculosis y la sífilis.
–¿Cuáles son hoy los principales problemas de la salud infantil en el país?
–Los desafíos son varios, pero sin dudas uno de los más graves no sólo en la Argentina, sino en todo el mundo, es la obesidad, que en este momento es realmente una epidemia en el país. Se calcula que en los chicos por debajo de los 5 años, tres de cada 10 tienen sobrepeso, y al menos uno de cada 10 tiene obesidad. Y esto continúa e incluso empeora en la adolescencia, y cuando eso sucede hay una alta chance de que eso se mantenga en la edad adulta, con todos los problemas que conlleva, como diabetes, síndrome metabólico, afecciones cardiovasculares, etcétera.
–¿Esta situación es transversal o impacta más en alguna clase social en particular?
–Por diferentes razones atraviesa todas las clases sociales, pero es mayor en las clases más vulnerables porque el consumo de bebidas azucaradas, golosinas e hidratos de carbono es mayor en estos grupos. A su vez, hay una baja en el consumo de carne y leche, pero también hay poco consumo de verduras, todo en favor de una mayor ingesta de hidratos de carbono que tienen otro grado de satisfacción, y que son más atractivos porque hay toda una publicidad al servicio de eso.
–Si esto no cambia, ¿qué se puede esperar para el futuro?
–Para el futuro, las próximas generaciones tienen un pronóstico ominoso. En Estados Unidos ya advierten de que quizá esta sea la primera generación que va a fallecer antes que sus padres, o sea que, por las complicaciones derivadas de la obesidad, va a tener menor expectativa de vida que sus padres o sus abuelos. Por eso es perentorio cambiar esta situación acá y en todo el mundo.
–¿Qué se puede hacer para modificarla?
–El diagnóstico está, el problema es que la solución no es mágica ni sencilla, porque es una cuestión multicausal que no depende de una sola cosa, sino de la toma de conciencia de todos. Es un tema cultural que tiene que ver con la adquisición de hábitos saludables desde chicos, y eso pasa por la familia, la escuela, la publicidad. Los pediatras somos una partecita de esto en la prevención, pero evidentemente la salud de los chicos no depende sólo de los médicos.
–¿Qué pasa con las políticas públicas?
–El diagnóstico está. El problema es que la solución no es sencilla ni se logra con una ley. Está demostrado que hay menor incidencia de obesidad a mediano y largo plazo en niños que son amamantados. Por eso ayudan las políticas de estimulación de la lactancia exclusiva hasta los 6 meses. Y las políticas para fomentar la alimentación saludable, los quioscos saludables en las escuelas, etcétera Pero no es sólo eso.
–¿Qué deberían hacer los padres?
–El concepto que resume bastante eso es que no debería ser consumido, o debería ser consumido muy poco, todo aquello que necesita de la publicidad. La alimentación debe ser saludable, variada y no abusar de los hidratos de carbono. Además, la comida chatarra, las bebidas azucaradas y las golosinas deberían ser sólo excepciones.
–Además de la obesidad, ¿qué otros problemas de salud preocupan hoy a la SAP ?
–Estamos teniendo enfermedades emergentes como el zika, pero también hay otras enfermedades infecciosas reemergentes como la tuberculosis y la sífilis. Estamos viendo altas estadísticas de estas patologías que, sin ninguna duda, son hoy un problema importante de salud pública en el país.
Ag. de Noticias: La Voz
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