En la Argentina, más de un 22% de las mujeres son fumadoras y muchas no quieren dejar por temor a subir de peso.
Por tal motivo, los especialistas subrayan que, si bien se puede aumentar de 2 a 7 kilos, esto se encauza y los beneficios de dejar de fumar compensan con creces el ligero sobrepeso de dejarlo.
En el mundo hay 1.000 millones de fumadores y 250 millones de fumadoras. En el 2000 murieron casi un millón de mujeres debido a enfermedades causadas por el tabaco, es decir que cada día mueren en el mundo unas 2700 mujeres debido al tabaquismo. En países industrializados 58% de los varones y el 9% de las mujeres.
Es por eso que, en el marco del 7mo Congeso Argentino Tabaco o Salud, analizó como uno de los temas centrales el impacto del cigarrillo en la salud de la mujer. María Inés Medín, presidenta del Congreso, indicó que «muchas mujeres en Argentina, tienen miedo de dejar de fumar por temor a aumentar de peso».
«Lo cierto es que el hecho de poder dejar atrás el consumo de tabaco trae aparejado beneficios considerablemente mayores que cualquier otro problema que pueda traer un ligero aumento de peso», señaló Medín.
Medín consideró que «es clave comunicar que se aumenta de peso en el comienzo cuando se deja de fumar, pero es algo manejable sobre todo si se trabaja con una nutricionista».
La alimentación y la actividad física, según los especialistas, es un factor clave para controlar el peso durante los dos años que siguen al abandono del tabaco.
Los médicos indicaron que en el caso de las fumadoras «moderadas» de hasta 24 cigarrillos al día, que empezaron a practicar entre una y dos horas de deporte a la semana engordaron una media de 2,2 kilos, cuando dejaron de fumar, que lo revirtieron en pocos meses.
Silvia Rey, vicepresidente primera de la Asociación Argentina de Tabacología (AsAT) reconoció que «si bien el aumento de peso al dejar de fumar es un problema para muchas mujeres, no es aconsejable realizar al mismo tiempo un tratamiento para dejar de fumar y bajar de peso».
Rey señaló que «las recomendaciones nutricionales que se dan es ayudar a controlar el aumento de peso, pero sin ser excesivamente restrictivas para evitar la recaída por el consumo de tabaco».
Explicó que «se debe incluir en la alimentación una variedad de vegetales y frutas frescas, lácteos descremados, cereales y panificados integrales y organizar las cuatro comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena y de ser necesario, incorporar colaciones».
Rey añadió que «también se debe aumentar el consumo de agua y tomarla en los momentos de la tentación de encender un cigarro, resulta muy eficaz y aporta grandes beneficios para el organismo».
Explicó que «también existen fármacos y productos de venta libre que ayudan a dejar de fumar como el reemplazo de nicotínico que retrasan el aumento de peso, mientras dura el tratamiento para dejar de fumar».
Pero insistió en que «una vez finalizado ese tratamiento, la persona podría iniciar un plan nutricional para bajar de peso, que suma más beneficios sanitarios a los de haber dejado de fumar».
Fuente: Télam
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