Las aplicaciones para tener citas son de gran ayuda para encontrar a la media naranja. Historias de cordobeses que se enamoraron a través de una app.
pido cambió su forma de trabajo, guardó las flechas, se puso el pañal y salió a comprarse un celular con 4G… Así, sin arco ni flechas, el Dios del amor disparó megas para que Guille y Nico se encontraran o para que Ana y Mario le dieran una segunda oportunidad al amor.
Tecnología aplicada a la seducción
Las dos historias tienen una sola cosa en común: todos se enamoraron a través de Tinder, una aplicación para celulares cuyo principal objetivo es conectar personas para que tengan una cita.
A la vuelta de la esquina
Ana tiene 65 años y encontró a Mario gracias a una aplicación para celulares que le bajó su hija. Ellos vivían en el mismo barrio y no se habían visto nunca en la vida. Necesitaron un simple clic para encontrarse y conocerse.
“Mi hija me bajo la aplicación, yo no entendía nada al principio, pero después fui probando, aprendiendo, y así lo conocí a él”, explica Ana.
Entre risas cuenta que le mintió sobre su dirección por miedo. Pero a medida que los días pasaban y los chats aumentaban Mario le pidió su teléfono fijo para llamarla y conversar, Ana sin dudarlo se lo pasó.
Fue ahí cuando Mario se dio cuenta que Ana estaba cerca: la característica y los números coincidían con los de su barrio… Se encontraron una tarde en un café, en un lugar público, con mucha gente, según narra Ana, y desde ese día están juntos.
Hoy llevan seis meses en pareja, y ya sin aplicaciones de por medio Ana y Mario planean un viaje.
Un amor de película
Guillermo y Nicolás llevan un año juntos, se conocían a través de las redes sociales, pero eran simples seguidores el uno del otro, hasta que un día Tinder los unió.
“Nos seguíamos en Twitter, en Instagram, él escuchaba mis podcast y yo le seguía su carrera viendo sus videos y su trabajo. Pero nunca nos animamos a hablar antes”, explica Guille.
Fue la magia de Tinder la que unió a este guionista de Buenos Aires y al director de cine de Córdoba. Según cuenta Guille una noche mostrándole a una amiga cómo se usaba la aplicación le mandó un “like” a Nico, este le devolvió el “me gusta” y comenzaron a chatear.
“Se podría decir que en nuestro caso Tinder no unió a dos extraños, pero ayudó a que dos personas que ya se conocían remotamente pudieran animarse a hablar”, explica Guille.
A dos semanas del match (es como se define a la unión virtual que se da entre dos personas en Tinder) Guille y Nico comenzaron a escribir una película, planearon un viaje y comenzaron a producir una serie web.
“Y todo se sintió, como en el principio, natural”, concluye Guille sobre su relación.
Nuevos vínculos
En Tinder hay quienes buscan el amor, quienes lo encuentran sin buscarlo, y también quienes están en búsqueda de encuentros casuales, amistad o incluso un compañero de viaje. Las preguntas más frecuentes apuntan a si son reales esas vinculaciones. ¿Pueden formalizarse y existir fuera del mundo virtual?
Para la psicóloga Marcela Albar Díaz la respuesta a todo eso es sí.“Aplicaciones como Tinder promueven elegir y conocer personas que se atraen mutuamente pudiendo ser el inicio de relaciones entre ambas. Existen posibilidades reales de que las relaciones progresen y en algunos casos se constituyan con mayor grado de formalidad”, dice.
No obstante, Albar Díaz hace hincapié en que hay que tomar recaudos y previsiones a la hora de decidir qué datos revelar de uno mismo mientras se chatea, especialmente en esa etapa preliminar, previa al encuentro en el “plano de lo real”.
La especialista sostiene que a medida que la civilización fue avanzando, las elecciones y las relaciones amorosas se fueron volviendo más personales e independientes. “No obstante, se restringían en su mayoría a los grupos en los que la persona se desplazaba implicando que a veces esas oportunidades y opciones eran acotadas. En la actualidad, la posibilidad de relacionarse ha trascendido y se ha superado a sí misma. Las alternativas se han multiplicado”, sostiene.
Así, la tecnología que para algunos es un monstruo que “come” relaciones sociales, para otras personas puede convertirse en una aliada capaz de fomentar y fortalecer vínculos.
“Es importante destacar y promover a través del uso de tales herramientas que es posible el desarrollo de conductas asertivas, independientes y responsables con uno mismo y con el otro que nos conduzcan a relaciones más íntimas y enriquecedoras”, indica Albar Díaz.
Otras aplicaciones para citas
Hay muchas. Además de Tinder, las que siguen son muy usadas:
Hinge. Conecta personas que tienen amigos en común en Facebook.
Kickoff. Conecta sólo con personas del mismo círculo social que el usuario.
Happn. Permite a sus usuarios volver a encontrar a aquellos con quienes se han cruzado en la vida diaria.
Fuente: La Voz
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